juguete

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HoSeok brincó cuando el timbre de la puerta hizo eco en la cocina e interrumpió su concentración al preparar su pequeño tazón de frutas. Decidió abrir porque era quien estaba más cerca de la entrada y porque realmente no le apetecía dejar que su marido saliera semi desnudo a la calle en pleno invierno.

— Buenos días —saludó el joven y alto muchacho en cuanto cruzaron miradas—. ¿Con el señor Kim NamJoon? —preguntó mientras acomodaba la caja entre sus brazos.

El pelinegro cerró los ojos antes de asentir. Ni siquiera había visto el contenido y ya se estaba avergonzando—. Sí —respondió, cubriéndose la cara con una mano y tomando la pluma con la otra—. Es mi esposo.

Los ojitos del mensajero parecieron brillar por un momento antes de sonreír y lucir dos profundos hoyuelos en sus mejillas. Murmuró un casi imperceptible «qué lindo» y miró como el señor Kim firmaba la hoja. HoSeok sonrió también y recibió la caja con algo de miedo mal disimulado.

Cuando volvió dentro, decidió dejar su fruta para después y casi corrió a la sala para encarar a su esposo y dejarle caer la caja sobre las piernas, importándole bien poco haberle interrumpido en su partida online con SeokJin—. ¿Ahora qué compraste, gran tonto? —regañó en el momento que los ojitos marrones se posaron en él y una bonita sonrisa se hizo presente.

— Oh —NamJoon pausó el juego y se acomodó el micrófono de sus audífonos cerca de los labios—. Jinnie hyung, tengo que irme. Te llamaré más tarde —anunció y cerró todo para tener las manos libres y comenzar a desarmar la caja.

HoSeok estaba nervioso y solo un poquito emocionado cuando, además de dos pijamas a juego, NamJoon sacó un empaque rosa bastante conocido para él, pero de tamaño medio—. Jin hyung dijo que esto es genial —explicó el moreno, viéndose demasiado feliz mientras rompía la cajita sin piedad y le enseñaba algo muy parecido a un huevo unido a un cable delgado largo que terminaba en otro huevo más pequeño.

— ¿Qué es eso, NamJoonie? —preguntó HoSeok mientras se sentaba a un costado de su esposo, lo más cerca posible para admirar sus largos dedos tecleando en su celular para descargar una extraña aplicación que en cuestión de segundos hizo vibrar el huevito que reposaba en la mesita de centro.

Se quedó con la boca abierta, mirando como NamJoon movía su dedo por la pantalla y la vibración se hacía más intensa. Solo entonces el moreno miró a su esposo, sonriéndole mientras se acercaba para darle un besito en la mejilla—. ¿Quieres jugar conmigo, Hobi?

HoSeok recordaba haber dicho que sí quería jugar, pero no recordaba el momento exacto en el que había aceptado llevar esa cosa en su interior mientras tenían una cita esa misma noche.

«Vamos, será divertido, amor.» escuchó HoSeok sobre su oído mientras tenía tres dedos de su esposo adentro de él, haciéndolo sentir tan bien que llegó al orgasmo antes de que pudiera poner el vibrador en su lugar y un anillo que le apretaría la base de su pene para que no eyaculara otra vez.

Y ahora tenía esa cosa metida en su trasero, con un nivel de vibración lo suficientemente tranquilo como para mantenerlo sonrojado, pero sin la necesidad de gritar mientras comía frente a su esposo en el bonito restaurante al que iban siempre.

Debía admitir que le gustaba mucho sentirlo, era divertido hasta cierto punto y muy excitante el resto del tiempo. Además, tener los ojos de su NamJoonie encima de él todo el tiempo lo hacían sentir extrañamente bonito y cómodo... al menos hasta que se le ocurrió subir el nivel de la vibración hasta lo que él calculó era la mitad. Entonces sí gimió, y sintió que temblaba de pies a cabeza sin poder cerrar la boca.

NamSeok Smutty EditionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora