Parte 2

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Cuando termino esa canción, ella se retiró de sus brazos.

-Tengo que retirarme ya. Mañana tengo que madrugar para ayudar a Britany con su maleta.

*- ¿Puedo acompañarte a tu habitación?

-Lo cierto, es que estoy algo mareada, pero...

*-Por favor.

Ella asintió con la cabeza. Así que la llevo hasta los ascensores cogida por el codo. No había ascensoristas debido a las horas, así que solo eran ellos en el ascensor.

*- ¿Planta?

-Veinticinco.

El apretó el botón y las puertas se cerraron.

*-Voy a darte ahora un beso de buenas noches, no quiero que nadie pueda interrumpirnos después.

La beso despacio, con intención de descubrir hasta donde estaba ella dispuesta a llegar, pero al ser correspondido, se vio envuelto en una total vorágine de pasión, que casi le doblo las rodillas. A tientas, apretó el número 20, el de su planta, no podría esperar mucho más para tenerla.

Cuando el ascensor se paró, ella estaba totalmente colgada de su traje, usando sus pequeñas manos en agarrarse de las solapas.

-No creo poder andar.

Con un elegante movimiento, la cargo en brazos. Apenas pesaba nada, si apretaba un poco sus dedos chocarían con los huesos de las costillas. Ella abrió la puerta con las llaves que él le entregó y tras cerrarla con el pie, la llevo al dormitorio, encendiendo al pasar la luz del baño, no quería una oscuridad total entre ellos.

La soltó, frotándola contra su cuerpo, quería que apreciara su excitada masculinidad en su justa medida.

Ella pareció sorprendida y tímida por un momento, y no la dejaría...

*-No juegues conmigo...

- ¿Jugar? Yo no...

La poseyó los labios de nuevo, ambos sabían cómo jugar este juego, pero el llevaba toda la noche hambriento.

Cuando la sintió responder, supo que estaba en lo cierto y que era un coqueteo para volverle loco.

Se quitó la ropa mientras la besaba, no la dejo ver y aún menos la dejo sentir como la desnudaba, no la permitiría un resquicio de duda.

Despacio, con delicadeza, la fue tumbando sobre la cama, en donde sus manos comenzaron una sesión maestra de caricias enloquecedoras.

Era increíble como reaccionaba su cuerpo a cada caricia experta de ese hombre increíble que la atraía hasta anularla. Nunca pensó que podría sentir todo eso.

Ella se dejaba acariciar, besar, morder, lamer, en una actitud lánguida como si fuera una muñequita articulada llevada solo por el placer, era casi como si supiera de antemano que el disfrutaba más cuando la pareja era sumisa y le dejaba toda la libertad de ser el dominante.

Ella llego a estar tan excitada que comenzó a retorcerse y ofrecérsele sin advertirlo.

*-Estas preparada?

No sabía que debía contestar, pero sabía que no quería que parara, sabía que había más aún.

-Aun no...

Cuando él sonrió, uso sus dedos en la abertura de su feminidad tocándola de una manera tan caliente, que estuvo a punto de chillar asombrada, pero después...oh después...

Le sintió moverse entre sus piernas, pero la excitación no la animo a decir nada, solo unos gemido salían de su garganta...o su experimento...

No tuvo tiempo de sentir dolor por la pérdida de su virginidad, puesto que él no paro, tenía un ritmo loco, duro, exigente que la llevaba de una ola de placer a otra, hasta que ambos encontraron el éxtasis del orgasmo en pocos minutos.

Le sintió, más que verlo, quitarse de encima, deslizándose a un lado de ella.

*-Tendríamos que hablar...

-Necesito dormir...

*-Pero...

-Dormir...

La pantera cerró los ojos y en un instante su respiración, le indico que dormía tranquilamente.

El cayó también en un sueño profundo y reparador.

Al abrir nuevamente los ojos, había luz por todo el cuarto y un aroma a jazmín salía del cuarto de baño.

Al incorporarse y poner los pies en el suelo, piso una media negra que recogió en su puño.

Parecía que la pantera estaba en el cuarto de baño, dejo la media en la mesilla y fue a su encuentro, con un poco de suerte...

El baño había sido usado y estaba vacío.

Su humor cambió por completo

Le había tratado como un paliativo sexual?

Se ducho y vistió rápidamente, estaba enfadado y no quiso desayunar por la resaca.

-¿Qué tal has amanecido hijo?

*-Me duele un poco la cabeza y mi humor no es el mejor.

-No me extraña, hasta yo bebí de más.

*-Tu no estas acostumbrada madre.

Por un casual no habrás visto a la madrina?

--Lo cierto es que sí, andaba por aquí hace un rato, creo que hablo con Marcus, pregúntale a él – le dijo mientras movía una mano, queriendo decir, déjame sola.

Se agachó y la beso en la mejilla en señal de despedida, en cuanto entregara esa media y la dijera tres cositas a su propietaria, se marcharía.

*-Marcus

El hombre arrugó la nariz ante su tono autoritario y fuerte.

-Mucho champán, muchacho

*-Lo sé, yo ando igual.

-Nadie lo diría.

*-Mi madre dice que puedes indicarme en donde está la madrina.

-Me dijo que su nombre era Naya...nombre extraño en verdad

*-Como ella misma ¿Sabes dónde está?

-Cuando la deje iba a ver a los novios.

*-Gracias

Tras sus pasos llego a ver a su hermano.

-¿Vienes a felicitarme antes de mi luna de miel?

*-Te felicitare en serio, cuando dentro de algún tiempo crea que no te has equivocado.

-Créeme no lo hice.

*-¿Sabes dónde está Naya?

-¿Quién?

*-La prima de tu mujer.

Su hermano puso cara de extrañeza

*-La madrina.

-¿Me preguntas por la monja? Supongo que ya se ha vuelto al convento.

*- ¿Monja?

-Sí. Solo vino a nuestra boda porque iba a ser la madrina. Ellas no salen habitualmente del convento.

No pudo, ni quiso escuchar más, se marchó a su dormitorio.

Camino hasta la cama en donde más que sentarse se desplomo.

Había tenido sexo con una monja.

No lo podía creer.

Se movió inquieto y lo que advirtió en la cama le golpeo torturándole el alma.

No se había acostado con una monja...no.

Mucho peor...

Había seducido a una monja virgen

Mi Querida NoviciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora