La vio de repente.
Iba en el coche camino a casa después de dejar a su acompañante muy enfadada en la suya.
Estaba de pie en la acera.
Vestía una larga y ancha falda de ante marrón y una chaqueta de cuero.
Parecía perdida dentro de aquella chaqueta que claramente se adivinaba que no era suya.
Tres motos Harley, se pararon a su altura sin parar el motor.
Ella sonrió al mismo tiempo que aceptaba el casco que uno de aquellos ''andrajosos'' la ofrecía. Se lo puso, subió a la moto y salieron velozmente sorteando los vehículos.
Su estómago se volvió loco y su cerebro irracional.
Intento seguirlos.
Seguramente de nuevo estaba metida en algún lio y esa gente podría hacerle daño.
De un plumazo se olvidó de sus buenas intenciones y de los tres meses que había resistido sin verla.
Maldijo en voz muy alta cuando los perdió en el tráfico.
Furioso, sin saber contra que arremeter, se dirigió al apartamento de Naya, suponía que allí aparecería en algún momento. Desde la calle advirtió luz en las ventanas que correspondían a su apartamento.
Las motos estaban aparcadas en la puerta y dos de los propietarios fumaban junto a ellas.
Diez minutos después, el tercer hombre apareció junto a sus compañeros
- ¿Qué tal todo?
-En orden
-¿Cómo se ha portado?
El último hombre en aparecer, hizo una señal con la mano indicando que todo había ido bien.
Los tres se marcharon haciendo rugir los motores de sus motos.
¿Estaría bien Naya? ¿Debería subir y comprobarlo?
Antes de darse cuenta, bajó del coche cerrándolo con un fuerte portazo. Camino deprisa y no espero al ascensor para subir los tres pisos.
Llamo con los nudillos.
Naya le abrió la puerta usando un albornoz.
- ¿Qué haces aquí? –La expresión femenina, indicaba que era a la última persona que esperaba-
Entro sin esperar a ser invitado, mirando a su alrededor por si encontraba señales de violencia.
- ¿Qué ocurre? ¿Qué buscas?
*-Te vi en compañía de esos tres tipos y pensé...
-Que me iba a acostar con los tres?
*-Que estabas en peligro ¡Maldita sea!
-Pues como puedes ver no es así.
*-Tienes que reconocer que tienen una pinta extraña que grita peligro con solo una mirada.
-La gente extraña no tiene que ser peligrosa, los prejuzgaste sin conocerlos.
*-Pero tu si los conoces o al menos a uno de ellos.
''Sabía que estaba desnuda debajo de aquella prenda y le estaba volviendo loco''
-Te estas equivocando y no te debo explicaciones, pero el vino a recoger una cosa.
*-Entonces porque estas así vestida, tenías otros planes y no salieron?
La mirada femenina ardió como cuando se enfadaba.
-Aja
Mientras afirmaba, se había ido soltando el cinturón del albornoz y comenzaba a quitárselo.
Se dio la vuelta en dirección al baño.
-Ahora si no te importa...cierra bien la puerta cuando salgas.
Dejo caer tras de sí el albornoz, mientras caminaba desnuda, mostrándole su espalda y trasero, hasta desaparecer por la puerta del baño.
Estaba rígido.
La necesidad de tenerla era realmente dolorosa, pero camino hacia la puerta de salida.
La abrió y apoyo se frente en ella al oír el correr del agua.
''Demonios''
La volvió a cerrar y camino despacio hacia el baño mientras se quitaba la ropa.
Naya respiro hondo varias veces para poder tranquilizarse, cuando sintió que se abría la puerta del baño y en menos de un minuto la mampara de la ducha.
Don intentaba ser cuidadoso, no sabía si sería realmente bien recibido, pero nunca hubiera esperado esa sonrisa luminosa
-¿Por qué has tardado tanto?
Se enjabonaron mutuamente y se limpiaron con esmero el jabón, entreteniéndose más en cada caricia incendiaria. Cuando la levantó para sacarla de la ducha, ella le rodeo con las piernas y se acoplo a su virilidad sin dudarlo.
Apenas podía caminar dos pasos entre los movimientos de sube y baja que ella hacía, usando sus piernas para proyectarse y cuando le poseyó la boca, usando su lengua como si se tratara de una batalla de voluntades, se quedó en el sitio, poniendo su espalda contra la pared para evitar caer los dos al suelo.
*-Vas a acabar conmigo.
