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Sonreía mientras contaba las gota que caían.

Había llegado a 60, pero se perdió y tuvo que comenzar de nuevo.

Otra cosa que le molestaba mucho, era la poca concentración que a veces tenía, no lo podía evitar, su mente se distraia con cualquier cosa y eso le irritaba.

Las calles estaban vacías y por las ventanas vecinas ni siquiera se asomaba una mosca. Él era la única persona que estaba en su ventana, apreciando la bella vista que le da la lluvia.

Miró hacía el cielo, preguntándose de donde salía el agua, él había aprendido en el colegio que el agua es un recurso no renovable pero no entendía como había sido creada o de donde surgió, le volaba la cabeza pensar que en algún momento el agua se acabé y los humanos no sepan como hacer para que salga nuevamente, ¿acaso no lloverá más? ¿Qué harán? El cuerpo humano necesita ayuda, ¿có...

Sus pensamientos se vieron obstruidos al ver movimientos extrañas en la casa vecina.

Vio una luz prenderse, pero lo raro es que los vecinos se habían ido, y no habían dejado a ningún cuidador, bueno, en realidad los cuidadores eran sus padres, así que solo había una opción; habían entrado a robar.

Miró con un poco más de detenimiento hacía la habitación y logró ver la siluta de... ¿Un hombre? No estaba seguro, pero su cuerpo no parecía tan grande, ni muy chiquito.

La luz se apagó, y él siguió con la mirada a la silueta.

Después de unos segundos, logró ver que la ventana era abierta, con cuidado, incluso podría decir que con miedo.

Se escondió un poco, detrás de su pared y
siguió vigilando.

Logró ver a un chico, se veía jovén, seguro tenía dos o tres años menos que él, su cuerpo se ve delgado, su pelo y rostro descuidado, pero sus ojos brillaban por la lluvia, parecía que estaba disfrutando.

El chico se veía inocente, no parecía peligroso, así que decidió mostrarse ante el joven desconocido, él cuál al verlo se sorprendió y quedó invomil.

Jay sonrió, levantó su mano, agitandola en el aire, en señal de saludo.

El joven desconocido se quedó quieto en su lugar, segundos después, apuntó a su boca, y negó con su cabeza.

Jay entendió lo que dijo, así que le hizo una señal para que esperará y rápidamente
fue a buscar un lapiz y un libro.

"Hola, soy Jay, ¿tú quién eres? ¿Cómo te llamas?" Escribió en el papel y luego volvió a la ventana para mostrarselo.

El joven miró el papel por unos largos minutos, y luego hizo la misma seña que Jay para indicar que ya volvía, aunque no se fue del todo, una parte de su cuerpo aún era visible en la ventana.

Se incorporó después de unos minutos, con una hoja entre sus manos que decía:

"No puedes decirle a nadie que me has visto, por favor, no se lo digas a nadie, responderé tus preguntas pero no puedes decirle a nadie que me has visto".

Jay lo miró confundido, y después de unos segundos empezó a escribir.

"Tranquilo, no se lo diré a nadie, puedes confiar en mí".

El chico sonrió y volvió a escribir.

"Soy Yang Jungwon, soy el hijo de los vecinos".

Miles de preguntas vinieron a su cabeza. Por lo que él sabía los vecinos no tenían hijos, ellos nunca mencionaron tener uno.

Entonces... ¿Quién es este vecino incógnito?

 ¿Quién es este vecino incógnito?

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Vecino incógnito (Jaywon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora