『Y fue por casualidad que lo vió, aquel martes lluvioso. Ese día, Jay descubrió algo, mejor dicho a alguien, que nadie conocía』
☂Está historia es una adaptación, no me pertenece☂
☂Autor/a original @emxwrx☂
Todo era extraño, físicamente estaba ahí, pero ni siquiera podía moverse o ver su cuerpo, era como una especie de espectador invisible.
Entonces la puerta se abre bruscamente, y por esta entra Jungwon, solo, con su cabeza baja, y se sienta en el medio de la habitación.
Jay sonríe, al verlo, pero su sonrisa se apaga al ver las lágrimas que corrían por sus ojos.
¿Qué pasaba?
Intenta acercarse, pero no puede moverse, intenta hablar, pero su voz no sale.
Jungwon tenía una remera grande, de color azul, y su piel brillaba, haciendo que la oscuridad de la habitación se opaque.
De pronto, aparece una silueta negra, la cual se acerca a Jungwon, y comienza a tocarlo, causando que el brillo en el menor se desaparezca, y su remera comienza a tornarse gris, la oscuridad lentamente comienza a desaparecer y la habitación se va iluminando.
Entonces las luces se apagaron, y de un golpe, se levantó de la cama.
Miró a su alrededor, y no había nada.
Su cabeza comenzó a doler, y miles de preguntas vinieron a su mente.
¿A caso era un sueño?
Se levantó de su cama, y fue hacía la ventana.
La luz de la habitación de Jungwon estaba prendida.
Dos figuras.
Ni siquiera lo pensó, y salió de su habitación corriendo, ignorando la fuerte discusión que tenían sus padres en la cocina.
Golpeó la puerta desesperado, y cuando fue abierta comenzó a llorar.
—S-señor Choi, mi papá y mi mamá e-estan peleando, y tengo miedo por mi mamá.—
El señor Choi lo miró confundido, pero luego sonrió, saliendo de su casa y cerrando la puerta.
Los gritos desde su casa se escuchaban muy fuerte, y cuando entraron, lograron ver como su madre movía su cara hacía un costado por el impacto del golpe.
El señor Choi corrió hacía donde estaba su madre, y alejó a su padre de ella.
Su papá miró sus manos desorientado, con miedo, estaba aturdido por la situación, y pareciera que ni siquiera podía creer que había golpeado a su madre.
—¡Maldito, dijiste que no volverías a hacerlo!—gritó su madre con furia, y Jay miró a su papá, viendo el miedo en él.
¿Por qué su papá temía? ¿A qué le temía?
Su madre tenía lágrimas en sus ojos, y sus manos temblaban.
Jay no sabía que hacer, ¿debía llamar a la policía?
Entonces su papá salió corriendo del lugar, y Jay decidió seguirlo, pero una vez llegó a la puerta, se detuvo, al ver que la luz del cuarto de Jungwon seguía prendida.
Pero unos segundos después, está fue apagada.
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