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Se mantenía parado en la puerta, con sus manos a sus costados, con su cuerpo erguido y su cabeza baja.

Escuchó unos pasos.

Estaba cerca.

Suspiró agitando sus brazos, para quitar el miedo que tenía, aunque el miedo nunca se iba, permanecía ahí.

El hombre se encontraba a unos metros de él, con una sonrisa ladida en su rostro.

Una vez estuvo cerca, el cuerpo de Jungwon se estremeció. El hombre agarró su mano, y lo metió a la habitación.

Lamentablemente no era la primera vez que le pasaba, pero sentía el mismo miedo, los mismos nervios y el mismo asco.

El hombre empezó a besar su cuello, y Jungwon se paralizó.

La sensación de sus labios en él le daban asco, su cuerpo arde, pide a gritos que lo quite, y que huya, pero está paralizado, como si no tuviera control de su cuerpo.

—Eres tan sexy—dice el hombre.

Entonces recuerda las palabras dichas por aquel chico; eres como la naturaleza.

—Me enloquece que seas tan sumiso, una perra sumisa, me encanta.—

—Eres hermoso.—

Él no era una perra, era bonito, bonito, muy bonito, ¿no?

Cerró sus ojos con fuerza, e imaginó que los labios que estaban besando su frágil cuerpo eran los de Jay, que su piel era tocado con cuidado y delicadeza, tratando de abrazar aquella sensación tan linda que sintió cuando se besó con Jay, cuando su cuerpo fue tocado tan cuidadosamente.

El hombre comenzó a tocar sus glúteos, mientras seguía diciendo cosas que ya no lograba escuchar.

Entonces, sus lágrimas empezaron a salir.

La imágen de Jay se había borrado, la sensación tan linda que sentía con los toques del mayor, ya no estaba, ahora sentía a su piel arder por el toque de esas manos tan sucias.

Cerró sus ojos con más fuerza, intentando recordar las sensaciones tan linda que tenia cuando estaba con Jay, pero al parecer, de tanto aferrarse a ellas, ahora se desvanecían, y el sentimiento de asquerosidad era el que tenía más intensidad.

El hombre continuó manoseando su cuerpo, sin algún tipo de cuidado, siguió hablándole sucio sin importarle las lágrimas que salían de sus ojos.

El hombre se desabrocho sus pantalones, y el cuerpo de Jungwon empezó a temblar, antes de que todo se volviera negro, escuchó que la puerta sonaba.

—¡S-señor Choi, mis papás están peleando y no sé que hacer para detenerlos!—gritó desesperado Jay.

El hombre sin dudar, cerró la puerta y corrió hacía la casa vecina, siendo perseguido por Jay.

—¡Cállate!—lograron escuchar el grito de su padre, y ambos fueron testigo del golpe que le dió a su madre.

El señor Choi se acercó rápidamente a su madre, y él se quedó paralizado, viendo a su papá con miedo.

Su padre miró sus manos desorientado, parecía que tenía miedo.

—¡Maldito, esta no te la dejaré pasar!—le gritó su madre con furia.

Entonces su padre salió del lugar corriendo,
dejando a Jay confundido.

La escena de hace unos días, era similar, ¿qué mierda estaba pasando?

Salió hacia afuera un poco confundido, y logró ver que luz de la habitación de Jungwon estaba prendida, pero luego fue apagada.

¿Qué ocurría?

Después de ver la luz prendida en la habitación de Jungwon, había salido corriendo de su habitación para ir, pero se detuvó al escuchar la discusión de sus padres.

Ambos estaban hablando sobre su enfermedad, pero su padre era quien le decía a su mamá que él era un inútil y todas esas cosas que siempre decía su madre, se mantuvo escuchando por un rato, olvidándose por completo lo que estaba por ir hacer.

En cuestión de minutos, la discusión subió de tono y él se desespero, así que fue a pedir ayuda, y ahora se encontraba ahí, mirando la escena que había visto hace unos días atrás sin entender que estaba pasando.

En cuestión de minutos, la discusión subió de tono y él se desespero, así que fue a pedir ayuda, y ahora se encontraba ahí, mirando la escena que había visto hace unos días atrás sin entender que estaba pasando

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Vecino incógnito (Jaywon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora