『Y fue por casualidad que lo vió, aquel martes lluvioso. Ese día, Jay descubrió algo, mejor dicho a alguien, que nadie conocía』
☂Está historia es una adaptación, no me pertenece☂
☂Autor/a original @emxwrx☂
Lo que resto de la tarde, se la pasó con Jungwon, hablando por notitas.
Tuvo que ir a prepararse para dormir, sino hubiese seguido hablando con el menor.
Descubrió varias cosas de Jungwon.
A diferencia de los Choi, su apellido es Yang, al parecer es adoptado.
Tiene 18 años, dos años menos que él.
No va al colegio, pero sabe escribir y leer.
No tiene alguna enfermedad, ni nada parecido.
Y le pregunto porque se mantenía oculto, pero Jungwon no respondió a esa pregunta.
Aunque le agraba mucho Jungwon y le parecía amable, (y bonito), algo le causaba desconfianza, y lo hacía dudar sobre la veracidad de la existencia de Jungwon.
La señora y señor Choi nunca mencionaron a un hijo, ni algo parecido, era una pareja solitaria, no tenían familiares cercanos, no se sabía mucho de ellos, bueno, se sabía lo que ellos mostraban antes las personas, son una pareja amable, cariñosa, el típico matrimonio perfecto de películas.
Jay estaba muy confundido, ¿Por qué los Choi nunca hablaron de su hijo? ¿Acaso ese chico era un ladrón y no su hijo? ¿Por qué se veía tan descuidado? ¿Jungwon será un inventó de su imaginación para dejar de sentirse tan solo? ¿Jungwon es real?
Tantas preguntas sin respuestas, tantas preguntas que le estaban impiendo dormir.
Se levantó de la cama con cuidado, y fue hacía su ventana.
No esperaba encontrarse con Jungwon ahí, pero era lo que quería.
El menor se encontraba mirando el estrellado cielo, con una sonrisa en su rostro.
Jay golpeó su ventana para poder llamar su atención. Jungwon se sobresalto pero cuando se dio cuenta que era él, sonrió y agarró su libro.
"¿Qué haces despierto? ¿No puedes dormir?"
Jay negó con su cabeza.
"El cielo esta muy lindo hoy, ¿no crees?" Jay asintió.
"¿Por qué no escribes? Me gustaría que pudiéramos hablar de otra forma, cara a cara, quiero oír tu voz".
Cuando Jay terminó de leer aquello, agarró su libro y escribió.
"¿Puedes salir? ¿No eres mudo?"
"No puedo salir, no tengo llave para a abrir la puerta, y no, no soy mudo".
Jay sonrió.
"Tenemos una llave de tu casa que nos dejaron tus padres, para alimentar a tu perro, ¿quieres salir?"
"Sí, pero tengo miedo".
"Yo te cuidaré".
"Te espero en la puerta trasera".
Jay sonrió y cubrió con la cortina su ventana, dejó la libreta en el mueble que se encontraba cerca de la ventana, se puso una campera y metió algunas almohadas y algo de ropa en la cama, por las dudas.
Abrió la puerta y corrió hacía la cocina, en donde la llave se encontraba colgada, la agarró, y con cuidado, abrió la puerta trasera de su casa, para poder salir de esta.
Corrió por el patio, hasta llegar al alambrado, no era muy alto, así que con ayuda de un valde logró pasar por el, sin tener algún problema.
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