✧⁠*⁠。Final✧⁠*⁠。

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Jay se sentía culpable, él no tuvo que hablarle así a Jungwon, él no tenía la culpa. Jungwon tenía todo el derecho a rehacer su vida, y si quería irse de Corea era mejor, podría empezar desde cero y superar todos esos traumas que le dejó lo horrible etapa que vivió, ¿por qué él debería sentirse mal por eso? ¿Por qué él tenía que reclamarle por eso?

Estaba siendo egoísta.

Incluso él dudaba si los sentimientos que sentía por Jungwon eran reales, ¿y si esos sentimientos que tenía se debían a una dependencia también? Jungwon fue la primera persona que mostró interés por él en años, y con la que tuvo contacto después de largos años de soledad encerrado en esa habitación tan grande, tan vacía e insignificante. Quizás, él creó una dependencia hacía Jungwon, por ser la persona que hizo que ese sentimiento de soledad desaparezca después de tanto, quizás, Jungwon desarrolló una dependencia hacía él por haberlo salvarlo, por verlo más haya de su físico, por tratarlo como nunca lo trararon...

Ninguno de los dos sabía si su sentimientos eran verdaderos, o si tenían un flocerimiento real, no la base de una dependencia, no una necesidad, si no un querer, ¿ellos se querían? ¿O solo eran un muñeco para llenar el vacío del contrario?

Sabía que Jungwon merecía ser libre, buscar esa libertad que le robaron, encontrar su lugar, vivir las cosas que no pudo vivir, y tener un amor verdadero, un amor que no tenga tantas incógnitas, un amor en el cual no dude si era real, él no tenía derecho a enojarse, no podía ser tan egoísta.

Se levantó del sillón, y corrió hacía la habitación que compartía con Jungwon.

Abrió la puerta con brusquedad, y entró.

El menor se encontraba acostado en la cama, su cuerpo estaba cubierto por las sábanas, pero podía oír una respiración irregular, y sollozo casi inaudible.

Se acercó hacía la cama y se sentó en el borde de esta.

—Lo siento—susurró—No tengo porque enojarme, mereces ser libre, puedes hacer lo que quieras con tu vida y yo no soy nadie para impedirte hacer algo...—

Jungwon no respondió, su pecho dolía, una sensación tan extraña y fea, no le gustaba sentirse así.

—Dime algo, Wonnie...—

Las sábanas fueron movidas, dejando ver los ojos rojos de Jungwon y algunas lágrimas corriendo por sus mejillas.

—No quiero dejarte solo, seongie.—

El mayor rió, y se acercó más a Jungwon, para poder abrazarlo.

—No te preocupes, estoy acostumbrado a la soledad. Después de un tiempo se vuelve una amiga frecuente.—

—Me siento mal, ahora no quiero irme, quiero quedarme contigo y que no estes solo.—

—No quieres irte por mí, y eso esta mal, Jungwon. Debes hacer lo que quiera y lo mejor para ti, no puedes mantenerte aquí solo por mí.—

—Pero...—

—Voy a estar bien, no te preocupes.—

—¿Seguro?—

—Tengo a mamá, ahora ya no estoy tan solo, ¿no?—

—Te voy a extrañar, Jay—Jungwon lo miró con un puchero triste.

—Yo también lo haré, pero en un futuro quizás volvamos a vernos, quien sabe— opinó, intentando sonar alegre—Tal vez, en otra vida, nos conozamos desde que somos pequeños y terminemos juntos, o tú seas un modelo muy famoso y yo un fotógrafo, tal vez nos conozcamos en una univer...

—Jay, ¿tú me esperarás?—

Jay le sonrió nostálgicamente, antes de responder.

—No, Jungwon. No debemos aferrarnos a esto. Quizás tus sentimientos no sean lo que tu crees, o cambien con el tiempo.—

Jungwon sintió una armagura en su interior. Jay tenía razón, las cosas podrían cambiar, en la vida nada es para siempre, y aferrarse a algo tan fugaz, algo que ni siqueira tenía un piso sólido era estúpido.

—¿Y tú me quieres?—

—No lo sé, incluso yo he empezado a dudar si lo que siento por ti es real.—

En el estómago de Jungwon se formó un nudo, y su pecho empezó a doler.

Se subió al regazo de Jay rápidamente, y lo besó.

El mayor se mantuvo por unos segundos quieto, sin articular algún movimiento, pero luego puso sus manos en la nuca del menor y correspondió al beso.

El nudo en su estómago de alguna manera se deshizo y la opresión en el pecho de Jay desapareció.

Se sentía bien, y sentían emociones tan lindas, pero no sabían si eran reales, esas emociones creaban sentimientos que los llenaban de incógnitas.

—Quédate a mi lado—le pidió Jay, rompiendo el beso—No tiene que ser por siempre, por ahora, por este tiempo que
nos queda juntos, mantente a mi lado,
por favor.—

La realidad los volvía a atacar, y el corazón de ambos empezaba a doler.

Jungwon solo asintió, y escondió su rostro en el cuello de Jay.

Su relación era como un rompecabezas, faltaban piezas, habían lugares vacíos y piezas tan difíciles de unir.

Tal vez en otra vida, su historia sería diferente.

FIN

『Falta el epílogo』

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Falta el epílogo

Vecino incógnito (Jaywon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora