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Se encontraba en un lugar desconocido, el lugar estaba vacío, lo único que podía ver con claridad era el foco de luz, que alumbraba con poca intensidad.

Las paredes eran negras, había algunas manchas azules, que se iban agrandando en medida se acercaban a la puerta, el piso era de madera, estaba gastado, se veía frágil.

La puerta fue abierta lentamente, dejando ver a Jungwon.

El menor tenía una capa azul, que cubría todo su cuerpo, lo único visible era su cabeza, pero la tenía agachada, y esto no permitía que se le viera la cara.

—¿Jungwon?—

Se levantó e intentó acercar a Jungwon

De pronto, las paredes se disminuían, dejando un estrecho camino entre Jungwon y él, pero este, se iba alargando, cada vez que hacía un paso.

—Acercate—pidió.

Jungwon levantó su cabeza y lo miró fijamente, había lágrimas en su ojos pero tenía una sonrisa macabra.

—Toc, toc.—

Entonces sus ojos se abrieron.

Movió un poco su cabeza, intentando procesar lo que había ocurrido, y cayendo en cuenta de que había sido un sueño.

Se escucharon unos golpes, así que levantó su cabeza, mirando hacía el frente.

Jungwon estaba ahí, sus ojos estaban cristalizados, podía ver como temblaban sus manos, con el cartel que sostenía.

"Jay, necesito salir de aquí"

El rubio asintió, y sacó su libreta para escribir.

"Ve por la puerta trasera".

El castaño con cuidado comenzó a abrir la ventana, y Jay corrió hacía la puerta trasera, abriendola de inmediato una vez llegó.

Jungwon estaba descalzo, tenía una camisa enorme, que tapaba todo su cuerpo, su pelo estaba despeinado, y su rostro estaba maquillado.

Una vez saltó el alambre que separaba las casas, corrió hasta llegar a la casa de Park, ni siquiera lo saludó, agarró el brazo de Jay y lo adentro a la casa, cerrando la puerta rápidamente.

—¿Qué pasa?—preguntó con preocupación Jay, sin embargo, Jungwon no respondió, simplemente lo abrazó, y en leve susurro soltó la palabra "dormir".

—¿Qué pasa?—preguntó con preocupación Jay, sin embargo, Jungwon no respondió, simplemente lo abrazó, y en leve susurro soltó la palabra "dormir"

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Jay se levantó al sentir un samareo continuó en su cuerpo.

—Jay, Jay.—susurraba Jungwon.

—¿Qué pasa, Jungwon?—

—No puedo dormir.—

El mayor se dió vuelta, para quedar de frente con el castaño.

—¿Por qué decidiste venir aquí? ¿Qué
paso?—

Jungwon juntó sus manos, y comenzó a sobarlas entre sí, con un poco de nervios.

—Si no venía, quizás nunca volvería a
verte.—

—¿Por qué?—

—No puedo decirte.—

Jay soltó un bufido.

—¿Por qué sigues siendo tan misterioso?—

—No estoy listo para hablar.—

—¿Por qué? ¿Es muy malo?—

—Tengo miedo de que no me creas.—

—Yo confío en ti, Jungwon.—

—Te contaré, pero no todo, ¿ok?—

Jay asintió.

—El señor Choi no es mi papá.—

—¿Es tu tutor?—

—No.—

—¿Entonces?—

El menor no respondió

—Jungwon...—

—Me desperté un día, y estaba viviendo con los Choi, no tuve ninguna explicación, yo... Ellos...—

—¿Ellos te usaban? ¿Te hacían cosas que no querías?—

—Sí.—

Jay sin nada más que decir, acercó su cuerpo al de Jungwon, y lo abrazó, mientras que el menor lloraba.

—No dejes que me lleven, por favor—suplicó entre sollozos.

—Te mantendré a salvo, tranquilo.—

Dejó un beso en su frente, y acarició el cabello contrario, trantando de tranquilizar a Jungwon.

Él haría todo lo que este a su alcance por mantener a salvó a Jungwon, no dejaría que nadie más le haga daño.

Lo protegería, sin importarle si eso lo pondría en riesgo.

Lo protegería, sin importarle si eso lo pondría en riesgo

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Vecino incógnito (Jaywon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora