✧⁠*⁠。Epílogo✧⁠*⁠。

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「8 años más tardes」

Se sentía raro volver a Corea después de tanto tiempo, y aunque no todo estaba cambiando, si habían bastante cosas nuevas, incluso el departemento que compartía antes con Jay y su mamá ya no existía.

Jay...

De él no sabía nada, nunca volvió a hablar con él.

Lo extrañaba, y esa era una de las razones de su visita, quería volver a verlo, contarle las cosas buenas que le habían pasado y como mejoró gracias a la terapia, aunque la razón principal de su regreso no era ninguna de las anteriores.

Jungwon en todo este tiempo, no pudo deshacerse de aquel conjunto de sentimientos tan lindos que tenía por Jay, de los sentimientos que en algún momento dudo de su veracidad, hoy ya no había dudas, estaba seguro de lo que sentía, le gustaba Jay, y deseaba que aún Jay siga gustando de él, porque le gustaría intentar tener algo con el mayor, aunque no se molestaría si Jay ya no lo quería, le dolería, pero no reclamaría.

Aunque él gran problema ahora era encontrar a Jay. ¿Dónde podría estar?

Se sentó en unos de los bancos que había en el jardín, y cambio de lugar su mochila, colocandola en frente suyo. La abrió y sacó de ella el taper con comida que había llevado. Era hora de comer, su hermano le dijo que no debía saltearse las comidas, porque eso podría causarles problemas, así que él siempre se encargaba de comer las comidas en sus horarios.

El día estaba nublado, había viento y hacía frío, las nubes le impiedian al sol iluminar a la cuidad, el clima generaba un ambiente melancólico que lo hacía sentir bastante solo. Aunque hacía mucho frío, había muchas personas circulando. Jungwon supuso que se debía a la primera nevada, ya que había leyendas que esta traía o quizás simplemente a las personas le gustaba salir con los días así.

Sintió un toque en su hombro, y levantó la cabeza para ver de quien se trataba, pero cuando vió quien era se quedó paralizado, todo su cuerpo se paralizó y no podía articular ni decir nada.

Su corazón comenzó a latir con fuerza, y esos sentimientos que tenía empezaron a golpear fuertemente su pecho.

—¿J-Jungwon?—

Jay se sintió como un idiota al darse cuenta de que no sirvió de nada intentar conocer a personas nuevas, no sirvió de nada todas esas citas que tuvo o aquellos intentos de superarlo, los sentimientos se hacían presente nuevamente y alteraban a su corazón.

—¿Eres tú?—le pregunto Jungwon.

Jay asintió, e iba decir algo, pero Jungwon no le dio tiempo, porque se levantó rápidamente del banco y lo abrazó.

El mayor correspondió al abrazo, y se mantuvieron así por unos minutos.

Se habían extrañado.

—Que bueno es verte nuevamente—comentó Jay, separándose—¿Cómo has estado?—

—Lo mismo digo, estuve bien, y estoy feliz de verte de nuevo, muy feliz.—

—Yo también lo estoy, Jungwon.—

—¿Tienes pareja?—interrogó el menor, y jay negó—Necesito decirte algo.—

—Te escuchó—

El menor suspiro, luego de unos minutos agarró las manos de Jay y lo miró a los ojos.

—Me gustas, Jay—reveló, y el nombradolo miró sorprendido—No te imaginas lo feliz que estoy de poder decírtelo, de decirte con tanta seguridad que me gustas, te quiero, y no se debe a ninguna dependencia, ni nada, es real.—

Jay hizo una pausa, y soltó las manos contrarias para poder limpiar las lágrimas que se deslizaban por su rostro.

—Estoy feliz, estoy muy feliz de encontrarte, y poder decirte esto personalmente, poder decirlo, poder sentirlo, de poder querer, de poder sentir el amor del cual todos hablan, y no me importar si no me correspondes, lo entendería, no espero a que lo hagas, solo quería decirlo.—

Jay le sonrió y con sus manos limpió las lágrimas de Jungwon.

—Me robaron tantas cosas—continuó—Que por mucho tiempo creí que nunca podría querer a alguien, pensaba que al estar sucio y usado las personas nunca me iban a querer así, pensaba que nunca iba a poder querer a alguien por la suciedad que tenía, porque... No sé porque pensaba tantas cosas feas, no me creía capaz de querer a alguien, de amar, el amor estaba tan lejos de mí, pensé que personas como yo nunca tendrían una vida como personas como tú, pero ahora... estoy aquí, ya no tengo miedo, Jay, ya no me siento sucio.—

—¿Puedo besarte?—preguntó Jay.

Jungwon le sonrió y sin pensarlo dos veces, agarró el rostro de Jay y lo acercó al suyo, para que sus labios se juntaran en un beso, un beso esperado por ambos.

Aquellos sentimientos que estaban guardados estallaron, creando una euforia muy fuerte que comenzo a recorrer sus cuerpos. Sus corazones bajaron la velocidad de sus latidos y se relajaron.

—Se mi novio, Jungwon, por favor, te voy a hacer feliz, lo prometo—pidió Jay, juntando sus frentes.

—¿Crees que viene a Corea solo para decirte que me gustas?—

—No te dejaré ir de nuevo.—

—No tengo pensado irme, ahora que tengo a mi novio aquí.—

Jay volvió a sonreír, y también volvió a besar a Jungwon. Ambos se dejaron llenar por esa felicidad que brindaba el momento y por aquel sentimiento eufórico que las personas llaman amor.

Ahora solo les quedaba ser felices, porque lo merecían, porque el arcoíris por fin salía, y el sol les sonreía desde lo alto, porque los días buenos estabana por venir, y lo mejor de todo, es que iban a estar juntos porque si sus sentimientos se mantuvieron por 8 largos años sin alguna interacción, nada podría romperlo.

Su amor iba a ser eterno.

Su amor iba a ser eterno

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Vecino incógnito (Jaywon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora