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La madre de Jungwon los abandonó, cuando él tenía 2 años.

Su padre quedó a cargo de su hermano y de él, pero su papá era un desastre, alcohólico y endeudado hasta la cabeza.

Su hermano, era quien lo cuidaba siempre y se sacrificaba por él.

A la corta edad de 15 años, Beomgyu empezó a trabajar. No sabía de que, pero había veces en las que volvía muy tarde a casa, o se ausentaba por días, dejándolo al cuidado de alguna amiga o amigo, ya que su padre ni siquiera podría cuidarse a sí mismo.

La última vez que lo vió, fue cuando tenía 10 años, su hermano le había dicho que trabajaría para poder llevarlo a cenar a un lugar especial y comprarle regalos por su cumpleaños, le dijo que seguramente por unos dos o tres días no lo vería, porque si quería más dinero, debía trabajar más horas, y eso implicaba pasar menos tiempo en casa.

Beomgyu antes de irse lo dejó con Lisa; la mejor amiga de su hermano.

El primer día, Beomgyu no volvió. Jungwon no se preocupó. El segundo tampoco. El tercero tampoco. En el cuarto día llamó, y le dijo que lo amaba mucho. El quinto día, espero el saludo de feliz cumpleaños de su hermano, pero no hubo nada. Y dos días después, su padre fue a buscarlo a la casa de Lisa, y fríamente, le contó que su hermano había muerto.

Jungwon era un pequeño, tenía 11 años, no sabía como afrontar ello, pensó que su padre se quedaría con él ahora, y lo acompañaría en el duelo, pero una semana después de la muerte de su hermano, su padre lo llevó con un hombre.

Le dijo que volvería, pero al igual que su hermano: nunca volvió.

Él era un pequeño, no entendía que hacía ahí, y menos entendió cuando lo llevaron a un cuarto, con un hombre mucho mayor que él.

Su cuerpo fue corrompido a los treces años. Su cuerpo fue golpeado esa noche, y maltratado, ese hombre no tuvo piedad con él.

Jungwon rezaba cada vez que la luz de ese cuarto era prendida, le pedía a Dios que no vuelva a pasar, que no vuelvan a tocarlo, que no vuelvan a abusarlo, pero sus rezos no tenían efecto alguno.

A los 17 años perdió toda esperanza de salir de allí.

Se dio cuenta, que él nunca podría tener una vida como el joven de al lado, él no podría salir al patio y quedarse ahí sin hacer nada, él no podría tener amigos, él ya no tenía vida, su cuerpo, vida, todo, le pertenecían a otro, ya no eran suyos.

Y un martes lluvioso, después de largos años, fue notado por alguien. Después de largos años, fue llamado bonito, tuvo una charla, tuvo un abrazo, después de tantos años, tuvo esperanza.

Y ahora, todo parecía irreal, cada día que se levantaba al lado de Jay, que desayunaba, cenaba o almorzaba con Nayeon y Jay, ahora que vivía, todo parecía tan increíble...

Ahora, que estaba parado frente a su hermano, que lo tenía en frente suyo, con una sonrisa, y sus abrazos abiertos para un abrazo, todo se volvía más fantasioso.

Sus lágrimas salieron y de rodillas cayó al piso.

No iba agradecerle a Dios, en el ya no creería, se agradecía a sí mismo, por haber sido fuerte y aguantar.

De súbito, sintió unos brazos rodear su cuerpo.

Su hermano seguía usando el mismo
perfume.

—Estás tan bonito, Jungwon—murmuró su hermano—Te extrañe tanto.—

—Yo también, Beom...—

—Feliz cumpleaños, Wonnie—le dijo, separándose del abrazo, y corriendose para un costado, dejando ver a los demás invitados, con una torta, y gorros de cumpleaños.

No había notado que el departamento estaba decorado para un cumpleaños: su cumpleaños.

—Lo cumplí, Wonnie, lo cumplí.—

Y ambos volvieron a abrazarte, sin poder detener el llanto.

Y ambos volvieron a abrazarte, sin poder detener el llanto

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Soy un mar de lágrimas (⁠╥⁠﹏⁠╥⁠)

Vecino incógnito (Jaywon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora