A veces deseo que mueras

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Olivia Donata, como predijo Lilian, le mostró la biblioteca con toda naturalidad poco después. Los libros de Sorta eran bonitos e interesantes, como dijo Olivia. Aunque la retórica característica de Sorta le pareció un poco exagerada, no se lo dijo a Olivia.    

Todo esto era extraño para Lilian. A diferencia de Purtu, donde perdía el tiempo sin sentido, en Lasortio pasaba un día después de hacer algo. Era diferente a Purtu, donde no podía escapar de los pensamientos de Denise, ni de su problemático pasado.   

Abrió la puerta de la estantería de la biblioteca, y apareció una habitación independiente de la que Olivia estaba tan orgullosa.   

"Precioso, ¿verdad?"   

Lilian asintió tranquilamente con la cabeza. En el centro del jardín interior de la habitación separada, donde las flores estaban pulcramente florecidas, había una mesa de té, y junto a ella, los instrumentos musicales estaban ocupados uno por uno. Como si alguien fuera a tocar en cualquier momento.   

Y más allá de la puerta de cristal, había lienzos entre plantas verdes. En la pared, colgaban armoniosamente cuadros que Olivia podría haber elegido a mano.   

"¿No es un poco diferente del cuadro de Purtu?"   

Lilian, que no está muy versada en arte, miró detenidamente los paisajes y retratos colgados en la pared. No puede explicarlo con exactitud, pero se sentía completamente diferente. Tenía la sensación de que los materiales utilizados eran diferentes.   

"Hace tiempo que la pintura al óleo se hizo popular en Sorta. En Purtu no les interesa".   

Lilian nunca había oído hablar de la palabra pintura al óleo. El Duque no podía permitirse el lujo de enseñar a Lilian profundamente, incluso en áreas nobles como el arte. Además, estaba ocupada aprendiendo las tendencias artísticas de Purtu, pero no conocía las pinturas que sólo eran populares en Sorta. En cambio, le aseguró a Lilian que nadie podría preguntarle sobre tal cosa.   

"¿Has pintado alguna vez?"   

"No".   

Olivia miró por encima de la puerta de cristal.   

"¿Te gustaría pintar uno? Por si acaso te interesa. Es una cuestión de pasar el tiempo, por supuesto".   

Lilian, que nunca había apreciado propiamente las artes, y mucho menos sostenido un pincel en su vida, se limitó a mirar sin comprender la pregunta de Olivia.    

"Por supuesto que lo sé. En Purtu, se dice que la pintura no es un pasatiempo para los nobles. Especialmente, como la pintura al óleo... Y cosas aún más difíciles. No tengo ni idea de qué les pasa a los de Purtu".   

Olivia comenzó a caminar hacia la puerta de cristal, explicando además mientras interpretaba la expresión de Lilian.   

"Pero esto es Lexem Sorta".   

Era como si eso debiera explicarlo todo.   

"No hay nada como el arte que distinga al hombre de las bestias. Y aparte de eso..."   

El sol entró cuando la puerta se abrió.   

"Si sólo te importa la gente, la vida está destinada a ser difícil".   

No era como la de Olivia, pero su tono era un poco resuelto.   

"Creo que podemos echar raíces en nuestras vidas dando nuestro corazón a las cosas que seguirán estando ahí".   

Sonaba como si le hablara a Lilian, pero también era como si se hablara a sí misma. Podía sentirlo vagamente por la expresión de su cara mientras miraba el lienzo.