Capítulo 11

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Estoy despierta, tumbada en mi cama, mirando el amanecer, es muy pronto, son las siete de la mañana pero desde mi ventana se ve perfectamente el precioso amanecer de una mañana de Mayo.

Hoy no tengo que ir a la librería, tengo el día libre. Me levanto de la cama y miro mi agenda: no hay nada, es algo insólito ya que suelo tener miles de cosas que hacer.

Salgo de mi cuarto para ir a la cocina a prepararme el desayuno, paso por las habitaciones de Alice, Melissa y Ethan. Alice y Melissa están durmiendo, Ethan no está en su habitación, supongo que se habrá ido a clase.

—¿Qué haces despierta ahora?

Me giro y veo a Ethan con su portátil, mirándome por encima de los cristales de sus gafas.

—No te extrañes, sabes lo de mis sueños, no puedo dormir bien.—le digo mirando lo que escribe en su portátil.

—Ah, es verdad, no me acordaba.

—Pensaba que estabas en clase.—Miro sus ojos, tiene la mirada cansada y su rostro parece decir que apenas ha dormido.

—Tengo que acabar esto, en seguida me voy a clase.

—Ethan, ¿llevas ahí toda la noche?

—Sí, no he dormido, sé que no es bueno que no duerma pero tenía que hacer esto y era urgente.

—¿Qué es?

—Un proyecto para clase.

—Oh, vale.

Desayuno y voy a mi habitación para prepararme la mochila para ir al gimansio.

***

—Tiene que darme su targeta para entrar, si no, no puede.—dice una mujer alta y pelirroja que se encarga de dejar pasar a la gente al gimnasio, a todos menos a mí en este momento.

—No la tengo aquí ahora mismo, pero yo soy socia de este gimansio, ¿puede dejarme pasar?

—Sin la targeta no.

—Busque mi nombre en su ordenador, apareceré como socia.

—Viene conmigo Ana.

Alguien pasa su brazo por mi espalda, me giro y veo a Jacob a mi lado, él sonríe a la mujer pelirroja que no me deja pasar mientras ésta le mira embobada y sonrojada.

—Vale, podéis pasar.

—Gracias.

Entramos al gimansio, me giro para mirar a la mujer pelirroja que nos mira fijamente desde la distancia mientras Jacob camina a mi lado sonriente.

—¿Y a ti no te pide la targeta?

—Parece que no.

—¿Y eso por qué? A mí casi me deja fuera.

—No sé, se le habrá pasado.

—¿Cómo sabías su nombre?

—¿Me estás interrogando?

—No, no, es que te deja pasar como si nada y encima te mira con una cara que parece embobada.

—Ventajas…

—¿Ventajas?

—Sí.

—¿Me vas a explicar a qué te refieres con “ventajas”?

—No hace falta, tú lo sabes…—me guiña un ojo.

Vamos a las cintas de correr del gimnasio. La sala está casi vacía en lo que se refiere a personas, sólo hay tres hombres y dos mujeres más nosotros dos. Inicio la máquina, correré 3 km.

—Entonces, ¿te refieres a que te aprovechas de tu físico para cosas como eso?

—Bueno, más o menos.

—Hay cosas que no se consiguen por tener una cara bonita.—digo mientras regulo la velocidad de la cinta.

—Ya, también me encargo de esas otras cosas.

—¿Me estás diciendo que te consideras perfecto? ¿Eres un poco creído, no?

—Nadie es perfecto, lo perfecto aburre.

—Eso es mentira.—digo poniendo los ojos en blanco.

—¿Por qué?

—¿Cómo sabes que es aburrido si ni siquiera sabes si existe?

—Buena puntualización, pero, ¿qué puede haber de divertido en algo totalmente perfecto?

—El simple hecho de que exista no me parecería aburrido.

—Las personas no sabemos apreciar las cosas perfectamente imperfectas, si existiera algo perfecto ni siquiera nos daríamos cuenta, estamos muy ocupados buscando defectos a las cosas de los demás.—dice mirando mis ojos mientras sonríe y acelera el ritmo de su cinta para correr.

—Bueno, la verdad es que no necesitamos cosas perfectas para ser felices.

—La felicidad es imperfecta.—dice riendo.

—¿Por qué?

—No es para siempre, es temporal.

—Si estuvieras todo el tiempo feliz no apreciarías la felicidad, necesitas probar lo amargo para disfrutar lo dulce.

Sigue corriendo mientras ríe analizando nuestra conversación.

—Ayer te dije que te iba a impresionar…—sonríe dulcemente.

—Sí, me gustaría saber qué tienes planeado…

—Te doy una pista, es algo perfectamente imperfecto.

—Vale, me sirve esa pista.

Corazones doradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora