Capítulo 1

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-Abuelita, ¿existen las princesas de los cuentos de hadas?

-Claro cariño, pero son muy diferentes a como las imaginan en los cuentos.

-¿Y cómo son?

-Son chicas normales pero con una gran diferencia al resto, no permiten que nadie se interponga en sus objetivos, ni lloran por sapos que se creen príncipes, son capaces de valerse por sí mismas y nadie puede borrarles la sonrisa de su rostro.

-¿Son todas tan preciosas como las que describen en los cuentos?

-Cariño, la belleza auténtica está en el interior, de nada sirve un rostro bello si dentro hay una personalidad fea.

-¿Y existen los príncipes?

-Sí, existen.

-¿Cómo son?

-Son chicos normales también, chicos que hacen lo que sea por sus princesas demostrando que fueron educados por verdaderas reinas.

-Qué bonito abuelita. ¿Crees que yo soy una princesa?

-Claro que lo eres mi amor, eres una auténtica princesa.

-Una auténtica princesa como tú abuelita.

-Yo ya estoy viejita cariño, tú aún eres muy joven y seguro que vivirás como una princesa que eres.

-Me encantaría algún día saber como fue tu vida cuando eras más joven, cómo viviste, cómo conociste al abuelo, tú vida de princesa.

-Es una historia muy larga, querida, pero si tanto lo deseas te la contaré.

-Gracias, abuela, te quiero.

-Yo también te quiero mi pequeña princesa. Tienes que dormirte, mañana te contaré lo que quieras saber.

-Vale, buenas noches.

-Buenas noches.

Mi abuelita me sonreía mientras me arropaba con las suaves mantas de mi cama, me dio un beso en la frente y salió de la habitación.

Corazones doradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora