Capítulo 19

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El aeropuerto está repleto de gente, Jacob lleva las maletas y una voz suena por todo el lugar.

(Queridos pasajeros, el vuelo con destino Roma 4-7C despegará en veinte minutos, les rogamos que se dirijan a facturación, gracias.)

-Tres maletas.

-Que tengan buen viaje.-dice la azafata.

-Muchas gracias.

***

(Señores pasajeros, el avión aterrizará en quince minutos, les rogamos no salgan de sus asientos, gracias.)

-¿Quieres algo, cielo? ¿Un té?

-No, nada.

-¿Estás bien?

-Sí, tranquilo, no te preocupes.

-He comprado una casa allí, en el centro, cuando lleguemos nos instalaremos.

-¿Cuándo la compraste?

-Ayer.

-No me lo habías dicho.

-Perdona, estuve pensando en el viaje y se me pasó.

-No pasa nada. Y... ¿lo otro?

-Lo otro simplemente está ahí, si estoy lejos no podrán contactar conmigo.

-¿Y si mandan a alguien a buscarte?

-Espero que no, por que sino ese alguien tendrá mala suerte.

-Jacob, prométeme una cosa, por favor.

-Dime.

-Quiero que dejes eso completamente, y prométeme que no matarás a nadie de ese tipo ni de ninguno, sea cual sea la circunstancia, quiero que estés lejos de ellos.

-Te lo prometo, sea cual sea la circunstancia.

(Queridos pasajeros, el avión ha aterrizado, espero que hayan tenido un buen viaje, gracias por confiar en nuestra compañia de vuelos 4-7C, les rogamos salgan en orden.)

***

-Ya hemos llegado a casa.

-¿Es esta?

-Sí.

-¡Es enorme y preciosa!

-Ven, mira.

Subimos a nuestra nueva habitación, las escaleras son de cristal, mientras subes parece que estás volando, las paredes son blancas y hay cuadros de todo tipo, me llama la atención que esté totalmente amueblada.

-¿Te gustan las vistas?

En la habitación hay un grande ventanal cristalizado desde el cual se ven las bellas calles de Roma y al fondo, el precioso puente Milvio repleto de candados que sellan el amor de miles de personas.

-¡Guau, Jacob, esto es impresionante!

-¿Ves el puente Milvio? Allí al fondo.

-Sí.

-Vamos a ir ahora, cuando dejemos las maletas.

-Oh, es precioso, todo esto.

-Han traído los muebles esta mañana, por si te lo preguntabas.

-Sí, iba a decírtelo.

-Vamos a la terraza.

-¿Tiene?

-Claro.

Subimos hacia la terraza, el único lugar vacío de la casa, salvo por la pequeña piscina que hay en el centro, en el suelo hay césped, está cuidado.

-¿Es una piscina?

-Sí, también es jacuzzi.

-Oh, qué bien.

-¿Champagne?

-Vale.

Jacob llena las copas y nos quedamos mirando desde la terraza la preciosa ciudad de Roma.

-Gracias Evelyn.

-¿Gracias? ¿Por qué?

-Por todo, cuando te dije que vinieras conmigo aquí pensé que me dirías que no y que no te podría volver a ver, ni volver a escuchar tu risa, y ahora saber que estás aquí conmigo y que me quieres, me hace sentirme feliz por primera vez en mi miserable vida.

-Jacob, no tienes que darme las gracias por eso, yo te quiero y por eso estoy aquí, por que eso no va a cambiar.

Jacob saca un candado de su bolsillo.

-Mira, lo he comprado para que lo pongamos en el puente, he grabado nuestros nombres, tiene forma de estrella como tu tatuaje.

-¿Mi tatuaje?

-Sí, el de la espalda.

-Oh, eso, no es un tatuaje, es una marca de nacimiento, como la que tenía mi madre y mi abuela, y supongo que también mi bisabuela y así...

-¡Guau! Pues es alucinante, parece una estrella.

-Ya, mi abuela me decía que era especial y a mí también me lo parece.

-No lo dudo.

-¿Te puedo preguntar una cosa?

-Claro, ¿qué pasa?

-La casa... ¿la has pagado con el dinero de...

-Sí.

-¿Cuánto te ha costado?

-Unos seis cientos mil euros.

-Es muy cara.

-No pasa nada.

La observo de nuevo, grandes ventanales, espectaculares vistas, cristal por todas partes... es realmente preciosa.

-¿Quieres que vayamos ahora al puente?-su voz interrumpe mis pensamientos.

-Claro.

***

Las calles de la ciudad son bellísimas, la gente pasea sonriente y los coches parecen circular con tranquilidad.

-Bueno, pues vamos a ponerlo.

-Ya está. Y ahora la llave.

-Por un para siempre diferente.

Los dos lanzamos la llave al agua y nos besamos.

-¿Por qué diferente?

-Por que tú eres diferente.

-Tú también lo eres.

-Eso es bueno.

-Lo sé.

-Un para siempre diferente.

Corazones doradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora