Vamos a la piscina de natación que hay en el gimnasio, es una piscina muy grande con 8 carriles, el agua es transparente. Por suerte llevaba el bañador en mi mochila del gimasio junto con miles de cosas más que nadie utilizaría aquí, ni siquiera creo que yo llegue a utilizarlas.
—Una carrera, ida y vuelta, vamos.—propone Jacob sonriendo de medio lado.
—Vale, si pierdes no llores.—digo riendo.
—Lo mismo digo.
Subimos a los trampolines y a la de tres nos lanzamos de cabeza al templado agua de la piscina. Nadamos rápido y al volver, los dos tocamos la pared a la vez.
—Te he ganado.—grita Jacob entusiasmado.
—No, no, ha sido empate.
—Pero si he llegado yo antes.
—¡Qué dices!–exclamo mientras rio.
Jacob levanta las corcheras que separan los carriles y pasa hacia mi carril.
—Con que un empate ¿no?—susurra en mi oído.
—Sí, un empate.
Jacob mira mis ojos y seguidamente mis labios, en su rostro se dibuja una sonrisa perfecta y sus ojos brillan.
—¿Sabes eso que pasa cuando conoces a alguien y desde el primer momento sabes que es la persona que has estado buscando tanto tiempo?—dice sonriendo.
Yo miro sus ojos color cielo y le sonrío.
—Pues eso es lo que me pasó la primera vez que te vi, cuando nos miremos y me sonreiste, cuando vi el brillo de tus ojos verdes mirando los míos. Cuando nos miramos siento que se para el tiempo.—susurra Jacob.
—No eres el único.—susurro cerca de sus labios.
Jacob se acerca más a mí mientras acaricia mi mejilla, siento su respiración, los fuertes latidos de su corazón, su mirada sobre la mía, su calor, el mundo a nuestro alrededor se ha vuelto a parar, no escucho nada, sólo a él, sus ojos inundan los míos y de repente… sonríe, la sonrisa y los ojos más bonitos que he visto nunca. Se acerca a mis labios y me besa.
—Me encanta el sabor dulce de tus labios.
—Te quiero.—susurro en su oído.
—Para el tiempo, desde este mismo momento, para siempre.
Me besa otra vez y me coge de la cintura, nos sumergimos en el agua mientras nos besamos.
—¿Tendrá algún efecto el agua?
—¿Por qué lo dices?
—Solemos besarnos con agua de por medio.—dice sonriendo.
Nadamos y nos tiramos agua uno al otro, el tiempo pasa pero es como si se hubiese detenido.
—¿En qué estás pensando?—pregunto.
—En el efecto que provocas sobre mí.
Vamos hacia la escalera y salimos del agua.
***
Abrimos la puerta para salir del gimnasio.—Y ahora… la sorpresa.
—¿Ahora?
—Bueno… mejor esta noche.
—¡Lo haces aposta!
—No seas tan ansiosa.
—Aprendí algo de ti.—rio
Se acerca hacia mí sonriendo y me besa de nuevo.
—Esta vez no hay agua por medio.
—Mejor.
—¿Has venido andando?
—Sí.—contesto.
—Te llevo.
***
—Hasta esta noche.
—Que será lo que tienes preparado.
Entro dentro de casa, son las doce del medio día.
—¿Dónde has estado?—pregunta Alice.
—En el gimnasio, me he ido esta mañana temprano.
—Pues yo me acabo de levantar y no he visto a nadie en casa, me habéis dejado sola aquí durmiendo.
—Feliz y tranquilamente.—rio
—¿Sabes dónde están Ethan y Mel?
—Ethan en clase y Mel no tengo ni idea, esta mañana cuando me he levantado estaba durmiendo. —digo.
—Bueno, ¿puedes hacerme algún peinado para esta noche?—me pregunta Alice.
—Claro. ¿Has quedado?
—Sí, con Ethan y su amigo de clase.
—Ah, ¿te hago una trenza?
—Sí.
—¿Cómo se llama el amigo de Ethan?
—Hugo.
—¿Mel no va a ir con vosotros?
—No sé, ayer creo que me dijo que había quedado con un tal Carlos.
—¿Así te gusta?—digo señalando su trenza.
—Sí, me encanta. Gracias.

ESTÁS LEYENDO
Corazones dorados
Roman d'amourDicen que los cuentos de hadas son sólo fantasía, que nada es real, pero siempre hay una gota de verdad en medio de una mentira. Dicen que a través de una mirada puedes saber como es la otra persona, una especie de conexión instantánea. Dicen que la...