La invitación

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Punto de vista de Mugi

Al día siguiente, traje los patrones y lo demás para avanzar en la escuela, así que iba a ir a la sala de trabajos manuales.

Después de haber almorzado, les iba a avisar a Yui-chan, Ricchan y Mio-chan que me tenía que ir.

Yui-chan estaba mirando por la ventana los árboles que ya eran de otoño, y Mio-chan y Ricchan estaban hablando de qué tenían que seguir mejorando en sus papeles de la obra. Ricchan tenía que empezar a aprenderse los diálogos y Mio-chan tenía que actuar más natural.

- ¿No les molesta que me vaya? Tengo que algo que hacer - les dije.

- No te preocupes, nosotras te esperamos - me dijo Yui-chan con una sonrisa genuina -. ¿Pero a dónde vas?

- Justamente no puedo decirles ahora, pero nos vemos en clase - le respondí.

- ¿Vas a ver a Sawako-sensei? - preguntó Mio, pero de inmediato pareció haberse arrepentido de preguntar.

- ¡Debe ser grande lo que nos preparan Sawa-chan y tú! - me dijo Yui-chan.

- No voy a ver a Sawako-sensei ahora, ¡pero buen intento! - dije, de forma divertida.

- ¡Nos vemos ahora en clase! - se despidió Ricchan.

- ¡Sí! - exclamé, y salí del salón para ir a la sala de trabajos manuales.

Cuando llegué saqué de mi maleta los materiales y empecé a coser.

Pronto me di cuenta que coser una camiseta a mano yo misma no tenía nada que ver con mi profesora cosiendo una. Primero, ella lo hacía con máquina de coser, y segundo, yo no tenía su experiencia.

Hacía demasiado poco en mucho tiempo.

- ¿Qué voy a hacer? - pensé-. Parece que le tendré que pedir ayuda a Sawako-sensei. A menos que vuelva a intentar coser con la máquina.

Busqué por toda la sala una máquina de coser, pero no encontré ninguna.

Suspiré, me volví a sentar y seguí cosiendo.

De pronto, entraron Yui-chan y Ricchan.

- Eh, ¡hola chicas! - las saludé-. ¿Y Mio-chan?

- Se quedó conversando con Nodoka-chan - dijo Yui-chan.

- No entiendo por qué no nos acompañó - dijo Ricchan.

En su tono de voz se notaba que no estaba muy contenta. Recordé cuando el año pasado se había puesto celosa al punto de enfermarse. Esperaba que esa vez no fuera así, la vez que pasó eso todas nos preocupamos mucho por ella, su actitud ya no era la misma. Probablemente se sentía muy insegura.

- ¿Qué estás haciendo, Mugi-chan? - me preguntó Yui-chan.

- Una camiseta - le respondí.

- ¡Qué chévere! ¿Es para alguna de nosotras? - me preguntó con curiosidad.

- Yui, ¡qué poca delicadeza! No asumas que es para nosotras - le dijo Ricchan.

- Pero Ricchan, ¿no te lo preguntaste también? - le preguntó Yui-chan.

- Bueno, sí - admitió Ricchan -. Me descubriste.

- Respondiendo a su pregunta, tal vez - les dije.

- ¿Necesitas ayuda? - me preguntó Ricchan -. Parecías preocupada.

- Es solo que estoy cosiendo muy lento y no soy hábil con las manos - le expliqué.

- Déjame ver cómo lo estás haciendo - me dijo, tomando los patrones que estaba cosiendo.

Mi dulce RicchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora