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El sábado por la mañana, Sunoo apareció en su puerta con un desayuno casero en sus manos con la intención de sorprenderlo y de pasar tiempo con él, hablaron sobre cualquier cosa mientras comían entre risas y cortas anécdotas en las que poco a poco iban conociéndose mejor, y al cabo de un par de horas, Sunoo le dijo que debía irse ya que tenía planes con Riki y su familia. Heeseung lo entendió perfectamente a pesar de que el tema de Riki todavía lo ponía un poco incómodo, pero debía dejar de lado los malos pensamientos e inseguridades si quería avanzar con él. Agradeció la corta visita, dejándolo con un mejor estado de ánimo, porque últimamente, solo con la presencia del omega podía sentirse tranquilo.

Se dispuso a ordenar su habitación, sacó la basura y volvió a recostarse un rato, decidiendo qué podía hacer para pasar el tiempo. Pensó durante unos minutos, y decidió que quizás, ya era hora de volver al trabajo. La idea no lo emocionaba en lo absoluto, pero debía pagar su habitación y comprar más comida, así que no podía quedarse más tiempo encerrado sin trabajar.

Los fines de semana solían ser más movidos que los demás días, así que estaba mentalizado en que sería un día pesado, sin embargo, eso no era lo que lo estaba molestando, sino que era el hecho de que debía ver de nuevo a sus compañeros de trabajo y, a decir verdad, lo que menos deseaba era tener discusiones con ellos.

Cuando por fin terminó de ordenar, toques en la puerta lo sacaron de sus pensamientos. Por un instante creyó que era Sunoo que había regresado, pero sus ilusiones se esfumaron totalmente al encontrarse con su padre al otro lado del umbral, viéndolo seriamente y con ese egocentrismo de siempre.

—Buenos días, hijo —saludó el mayor, haciéndose paso dentro de la habitación sin esperar respuesta del pelinegro.

Heeseung suspiró sonoramente y cerró la puerta, quedándose ahí mientras veía con interés a su padre, ¿por qué no le avisó que ya estaba de regreso y por qué regresó tan pronto? Tenía dudas en cuanto a la presencia de su padre, y no saberlo estaba empezando a asustarlo.

—Estaba justo por ir a trabajar.

—¿Tan tarde? —preguntó, viendo que ya pasaban de las diez de la mañana.

—Yo... Uhm, estuve un poco ocupado —trató de explicar sin saber exactamente qué decirle al respecto.

—¿Ocupado con Sunoo?

Heeseung guardó silencio y su expresión cambió, ¿cómo es que su padre sabía eso? Lo más seguro era que alguno de los empleados del hotel dijese algo al respecto, pero de igual manera, le parecía muy extraño que hiciera esa pregunta tan directa puesto que Sunoo se acababa de ir.

—Tranquilo, no pongas esa cara —el señor Lee se acomodó mejor en el sillón de la habitación sin dejar de verlo— Me parece perfecto que pases tiempo con un omega.

El alfa menor asintió, sorprendido por la suavidad en la voz de su padre, él nunca le hablaba de esa forma, y en lugar de hacerlo sentir aliviado, lo hacía sentir preocupado.

—Pero tengo curiosidad, ¿qué clase de omega es él? —recordó su recién encuentro con el omega y estaba totalmente curioso sobre la actitud que tenía con su hijo, porque si era así de indisciplinado, debía enseñarle a Heeseung como ponerlo en su lugar para que nunca le falte al respeto.

—Es... Diferente a muchos omegas, es un gran chico —respondió cortamente, no quería entrar en detalles en cuanto a su personalidad, por el momento, lo que menos quería era que su padre empezara con esa actitud asquerosa de alfa dominante, lo conocía muy bien, y entrar en discusión con él no era conveniente.

—Un gran chico —repitió y asintió. Su hijo estaba ocultando la mayoría de información que necesitaba, pero por el momento, no iba a presionarlo, pronto sabría lo que quería— Está bien, no lo eches a perder con tus tonterías.

Meant to be. ‹𝟹 HeesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora