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Habían pasado cuatro días desde que Sunoo vio a Heeseung por última vez. No sabía cómo tomarlo; una parte de él se encontraba tranquila con no tenerlo cerca, era esa parte llena de rencor que no quería aceptar nada del alfa, pero también estaba esa otra parte que pedía su presencia, casi como una necesidad que no lo dejaba en paz por más que luchara por no sentirse así. Se quiso convencer de que lo mejor era tenerlo lejos por un tiempo, quiso convencerse de que debía odiarlo para que fuera más fácil, pero no podía hacerlo, muy en el fondo, seguía buscándolo para sentirse bien.

—¿Estás escuchándome? —Riki se cruzó de brazos al darse cuenta de que el omega se había quedado viendo a un punto en específico, inmerso en sus pensamientos, sin prestarle atención.

—Uhm, perdón —sonrió avergonzado, ahora viéndolo a él— Mi cabeza es un desastre.

—Está bien —comprendió el alfa. Sabía que su mejor amigo seguía con muchas cosas encima, exigirle atención no era lo mejor por el momento— ¿Otra vez pensando en tu estúpido alfa?

—No puedo evitarlo —suspiró, viendo sus manos en su regazo— Mi marca arde mucho a veces cuando sus emociones son muy fuertes, de seguro está pasándola muy mal y eso me está afectando también.

—Deja de preocuparte por él —rodó los ojos, haciendo una mueca de disgusto— Tú debes recuperarte, eso es lo más importante, lo que le pase a él es su problema. Solo unos días más y podrás salir de aqui.

Sunoo asintió lentamente sin mirarlo, otra vez con esa abrumante sensación en su pecho que solo dolía y lo incomodaba. Todo seguía siendo muy reciente, ni siquiera estaba seguro de que lo superaría pronto. Pensar en todo lo que había perdido solo aumentaba su tristeza y desilusión, por lo que con mucho esfuerzo, intentaba distraerse en otras cosas durante el día, porque en las noches, era imposible simplemente no pensar al respecto, sus pensamientos simplemente se dirigían a todo eso que lo ponía intranquilo, y terminaba llorando hasta quedarse dormido con un fuerte dolor de cabeza y con los ojos rojos. El hecho de que le esperaban más días así, le preocupaba mucho, odiaba sentirse de esa manera, lo llenaba de desesperanza ver la felicidad tan lejana.

—¿No irás con Jungwon hoy? —cambió de tema, enfocándose en otra cosa que no lo hiciera sentir triste.

—Tal vez más tarde.

—¿Tal vez?

—No quiero que te quedes tanto tiempo solo, él entiende que por ahora, no puedo darle toda mi atención —explicó cortamente.

—Que tonto eres, Riki —Sunoo negó, golpeando con su pie la pierna de su mejor amigo que también estaba sobre la camilla.

—¿Qué clase de agradecimiento es ese? —frunció el ceño, apartando el pie del omega.

—Yo estaré bien —aseguró— Estás cortejándolo, no puedes descuidarte.

—Él dice que entiende la situación, Sun, de verdad.

—Si, puede que si, pero no por eso debes de darlo por hecho. Así que vete y no regreses hasta que me den de alta —le dijo con seriedad, empujándolo de la camilla con muy poca fuerza, todavía no podía esforzarse demasiado para hacer las cosas, su cuerpo estaba débil.

Riki hizo expresión sorprendida, bajándose de la cama, indignado.

—¿Me estás echando?

—Así es —asintió, esbozando una sonrisa divertida.

La idea de dejarlo en esa habitación de hospital, a Riki no le gustaba para nada, pero muy en el fondo, sabía que Sunoo tenía razón. Es decir, Jungwon no estaba exigiéndole nada, incluso había ido un par de veces para acompañarlo, pero de igual manera, no era lo mismo que pasar tiempo con él en alguna cita o salida para fortalecer la relación.

Meant to be. ‹𝟹 HeesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora