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—¿Por favooooooor? —Sunoo hizo un tierno puchero sin apartar la vista del alfa que se mantenía serio y en negativa ante su petición— No seas malo conmigo —lo empujó levemente, pestañeando repetidas veces con falsa ternura e inocencia.

—Ugh, eres el ser vivo más molesto del mundo —rodó los ojos el mayor, dándose por vencido ante la insistencia del rubio— Está bien, te ayudaré, pero me vas a deber una muy grande.

Sunoo cambió su tierna expresión, esbozando una gran sonrisa mientras daba unos pequeños aplausos al escuchar la respuesta que necesitaba.

—Bueno, vamos entonces —agarró de su armario un suéter delgado y se lo puso.

—Es decir, ¿justo ahora? —se quejó, tirándose de espaldas a la amplia cama del menor, acomodándose entre las almohadas con su agradable y llamativo aroma.

—Uhm, si —respondió con obviedad— Así que vamos ya, no seas holgazán.

Riki volvió a quejarse en voz baja al mismo tiempo que se levantaba de la cómoda cama, pero sabía lo insistente y molesto que Sunoo podía llegar a ser si no le obedecía en ese momento, porque lo que tenía de lindo, lo tenía de insoportable.

Cuando Riki y Sunoo se conocieron, Sunoo sentía cierto desprecio hacia el alfa, asqueado con su aroma a menta que no hacía más que molestar su nariz. Y es que no era para menos, la primera vez que se vieron fue en la escuela, Sunoo se había sentido extremadamente molesto cuando sintió una nalgada inesperada a mitad del pasillo mientras hablaba con uno de sus compañeros, interrumpiéndolo. Estuvo a punto de explotar en ese momento, las risas de sus compañeros no tardaron en escucharse junto a unos cuantos silbidos.

—¡Lo siento! —se había disculpado el alfa castaño, aparentemente asustado. Había escuchado de Kim Sunoo, y de ninguna manera quería problemas con él— ¡No es lo que crees, en serio!

—¿Ah, no? —estaba rojo de la furia y de la vergüenza, ¿cómo se atrevía a si quiera tocarlo?— Entonces explícame, porque no veo el porqué, tus sucias manos debían tocar mi trasero.

—Bueno... —rascó su nuca, viendo al rubio frente a él con aparente arrepentimiento— Va a sonar muy estúpido, pero debes creerme —el menor siguió viéndolo con seriedad, esperando— Tenías un mosquito en el trasero y quise matarlo.

Sunoo abrió los ojos ante tal excusa, enfureciendo aún más. Riki miró hacia todos lados en busca de un escape, y no es como si fuera un alfa débil, él podía fácilmente actuar con superioridad y poner en su lugar a Sunoo, sin embargo, él no era así, prefería mantenerse educado y gentil con los omegas, muy diferente a como sus padres lo habían criado.

—Un mosquito —rió Sunoo con sarcasmo— Vaya excusa. Eres un asqueroso pervertido, aléjate, idiota —lo miró de forma despectiva, arrugando su nariz ante el aroma a menta que percibía del alfa.

—¡Es la verdad! —extendió su mano, mostrándole el pequeño insecto muerto en su palma, causando que la mirada de Sunoo ahora se fijara en la del alfa— No quería tocarte, no soy un pervertido, ¡lo juro por mi mamá! —exclamó, desesperado porque le creyera.

Sunoo no supo qué decir, ese alfa estaba diciendo la verdad y él le había dicho pervertido frente a muchos de sus compañeros, pero en su defensa, los alfas a veces llegaban a ser muy atrevidos con los omegas sin importar si se sentían cómodos o no, invadiendo su espacio personal y pasando por alto sus sentimientos solo por ser omegas, así que inevitablemente lo juzgó.

Luego de ese día, Sunoo trató de compensar el escándalo ocasionado por un muy estúpido e inusual malentendido. Cada vez que lo veía, le pedía disculpas, y cada vez que alguien le preguntaba sobre si Riki lo había tocado, explicaba cómo se habían dado las cosas para que ese rumor dejara de recorrer los pasillos de la escuela hasta que nadie más habló del tema; y todo quedó completamente olvidado cuando ambos se hicieron más cercanos a tal punto de ser mejores amigos, quedando ese recuerdo como el más gracioso de todos.

Meant to be. ‹𝟹 HeesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora