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Sunoo le dio vuelta a todo su armario buscando algo que se viera lo suficientemente bueno para la cena con el señor Lee. Estaba nervioso, lo aceptaba, le daba miedo no agradarle al padre de su futuro alfa, y caerle bien era algo que realmente le importaba, quería darle una buena impresión para ser aceptado en la familia de los Lee.

—Hijo, ¿cómo vas? —la señora Kim entró con cuidado a la habitación del omega, encontrándose con un desorden de ropa y zapatos por todos lados.

—Estoy bien —dijo sin mirarla, volviéndose a preguntar si ese cuarto conjunto de ropa lo hacía lucir bien para esa ocasión.

—No te veo muy bien con esa expresión —sonrió vagamente la mujer, sentándose en la orilla de la cama— ¿Estás muy preocupado?

Sunoo se giró hacia su madre con un pronunciado puchero en sus labios.

—¿Y si no le agrado? Me conozco, si dice algo sobre mi que no debería, voy a reaccionar, mamá.

—Lo sé —suspiró, palmeando a su lado para que tomara asiento. Sunoo obedeció— Pero así eres tú, eso no puedes cambiarlo. ¿Vas a fingir ser alguien que no eres?

—No quiero hacer eso... Pero es el papá de Heeseung —agachó la mirada hacia sus manos, debatiéndose sobre cómo realmente debía comportarse. No quería fingir ser diferente, un omega perfecto, porque estaba muy lejos de serlo, y él estaba bien con eso— ¿Qué tal si pasa algo y Heeseung me rechaza?

—Si te rechaza, entonces no es el fin del mundo, Sunnie —acarició su mano con cariño, desprendiendo feromonas maternas para relajarlo— Conocerás a otro alfa.

—Heeseung es mi destinado —murmuró casi inaudible, llamando la atención de su madre— No quiero a otro alfa.

—Cariño, los destinados ya no existen.

—No lo digo como un capricho —suspiró cansado— Lo digo en serio. Cuando conocí a Heeseung esa vez en el hotel, fue una conexión inmediata, mi lobo estaba inquieto, reclamándolo como suyo sin siquiera conocerlo... ¿Eso suena normal para ti?

La señora Kim se mantuvo en silencio sin procesarlo correctamente. Sabía que las relaciones entre alfa y omega no surgían de la nada, la conexión entre los lobos se formaba con el tiempo, no en cuestión de segundos.

—¿Él sintió lo mismo?

—Si... Él percibe un olor diferente en mí, a café con leche. Sabes que ese no es mi aroma.

La mujer asintió lentamente sin creerlo. Después de tanto tiempo sin escuchar sobre los destinados, que su hijo le estuviera diciendo justo eso le parecía increíble; escuchó muchas historias de su madre sobre los destinados, pero a ella nunca le pasó, por lo que simplemente no le prestó atención e ignoró que pudieran existir.

—Si es tu destinado no va a rechazarte, el destino los quiere juntos pase lo que pase —dijo con voz suave y amable.

—¿De verdad me crees? —la miró sorprendido.

—Sé cómo eres, detestas a los alfas y nunca estuviste interesado en uno... Que de repente sientas la necesidad de estar con alguien me parece sorprendente, así que si, te creo —le sonrió, sobando su mejilla.

Sunoo sonrió ampliamente y la abrazó, recostándose en su pecho, sintiéndose más seguro y tranquilo.

—¿Y papá? —preguntó sin apartarse de ella, disfrutando todavía de la dulzura de su madre.

—Vino hace unos minutos, de seguro solo quiere descansar.

—Mejor así, no quiero escuchar sus reproches justo ahora —suspiró aliviado— Terminaré de arreglarme, Heeseung vendrá en unos minutos.

Meant to be. ‹𝟹 HeesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora