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Sunoo se quejó inconforme al estirar su brazo y no encontrar a Heeseung a su lado luego de su siesta de la tarde. Abrió completamente los ojos con total cansancio y suspiró, no le gustaba despertar de esa manera.

—Heeseung~ —lo llamó sin levantarse, escuchando los pasos del alfa fuera de la habitación, acercándose.

—¿Necesitas algo? —preguntó un tanto preocupado cuando entró, notando el puchero y el ceño fruncido en el omega.

—¿Por qué no estás aquí?

—Sun, sabes que debo ir a trabajar —respondió con voz suave y cariñosa.

—No quiero que vayas, mi celo no ha terminado.

Heeseung rió por lo bajo, tomando asiento en la orilla de la cama. Sunoo aprovechó y se lanzó a sus brazos, aferrándose a él para que no se moviera.

—Sabes que no puedes mentirme sobre eso, puedo sentir que ya pasó.

Sunoo hizo un puchero, Heeseung tenía razón, el celo ya había terminado, solo quedaban unos rastros que no afectaban en lo absoluto, así que ya no necesitaba a su alfa, él solo quería una excusa para que siguiera a su lado al menos un día más, no le gustaba la idea de quedarse solo de nuevo en esa gran casa, se sentía muy solitario y aburrido.

—Bueno, vete y déjame solo, déjame en mi tristeza como un omega abandonado —dijo con voz dramática, dejándose caer sobre el colchón otra vez con un suspiro, apartándose de él.

Heeseung volvió a reír, posicionándose con una pierna a cada lado de su cuerpo sin poner todo su peso, sonriéndole con adoración; apartó los mechones de la frente del omega y dejó un beso ahí, ruborizándolo.

—No hagas berrinche, mañana regresas a clases y tienes muchas cosas pendientes, haz eso mientras estoy afuera.

Sunoo atrajo al alfa en un abrazo, besó sus labios y lo soltó, sonriéndole tan brillante como siempre.

—No tardes mucho —acomodó su cabello tras su oreja, volviéndolo a besar con suavidad— Ya, vete —rió, empujándolo para que se levantara.

—No hagas nada, traeré la cena.

El omega asintió y tras una corta despedida, lo vio salir de la habitación. Suspiró sonoramente y se quedó un rato en la misma posición, pensando en como su vida había cambiado tanto desde que hace dos meses atrás aceptó vivir en esa casa con su alfa.

Ni siquiera podía creer que de verdad habían pasado dos meses, es decir, no imaginó que estaría de esa manera en un corto periodo de tiempo con otra persona, todo pasó tan de repente que no pudo siquiera prepararse para ese estilo de vida.

Pero, ¿así era al ser destinados, cierto? Los lobos conectan tan bien que el tiempo se acorta, no existe la necesidad de conocerse demasiado o la inseguridad de aceptar o no una marca, simplemente se sabe que no hay otra persona en el mundo que lo complemente. Porque Sunoo nunca se sintió tan seguro de querer algo en su vida hasta que conoció a Heeseung, alguien a quien jamás había visto, un completo desconocido. Y ahí estaban, viviendo juntos como una pareja real.

Visitaba muy poco a sus padres, ninguno se disculpó por prácticamente sacarlo de la casa, y gracias a eso, decidió no tener demasiado contacto con ellos, se sentía ciertamente herido, sin embargo, seguían dándole dinero. No quiso aceptarlo al principio por orgullo, pero al ver que su cuenta seguía llenándose de dinero semanalmente, casi como una compensación por lo que hicieron, decidió tomarlo, principalmente porque tenía planes con Heeseung de pagar otro lugar e irse de ahí.

Por otro lado, Heeseung si optó por volver a trabajar en el hotel, era el único lugar que por el momento le daba horarios flexibles que se ajustaban perfectamente con sus clases, obviamente, gracias a su padre. Tener que regresar no lo emocionó en lo absoluto; el primer día, sus compañeros lo recibieron horriblemente, saboteando todo su trabajo y haciendo lo posible para que se le complicara, discutiendo con él e insultándolo. Claramente, estaba furioso por verlos de nuevo, y a pesar del tiempo, no dejaba de ser el blanco perfecto de todos.

Meant to be. ‹𝟹 HeesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora