Caballeros Pesados •BL & Mpreg•

Capítulo VIII: Una promesa y una posible dulce espera.

Minos venia saliendo con bolsas de una tienda de trajes para hombres con su cabello totalmente recogido en un moño alto, llevaba sudadera marrón y un par de blue jeans cuando Albafica estaba sentado comiendo helado de yogurt y lo vio desde el otro pasillo lateral ya que había ido al mall a comprar algunos regalos para su padre.

No obstante Minos fue jalado por una chica de piel algo tostada y de cabellos castaños claros en ondas hermosas, era muchísimo más baja que él. Esta chica lo trajo hacia sí y en putillas le dio un beso en la nariz a Minos lo cual hizo que Albafica tomara su celular con el corazón en las manos y le marcara ¡a su novio! Lo peor fue ver reír a Minos de manera tan casual y cómoda ¡era una niña! ¡¿A Minos le gustaban las muchachitas?!

-¿Cómo estas, cariño?-

-No muy bien pero dime ¿dónde estás?- Albafica no podía difuminar su ira.

-Mmm... ¿en el mall? te llamo más tarde estoy ocupado ahora ¡oh! No te olvides de nuestra cena mañana por la noche ¡farvel!-

(N/A, Farvel es "adiós" en noruego).

Esto dejo muy confundido al pisciano o estaba siendo muy celoso o muy tonto para ver lo que era tan claro como el agua.

-Hace mucho frio ¡achu!- Estornudo Albafica en el salón de las rosas.

-Qué envidia, eres más parecido a las rosas en invierno que yo- Afrodita estaba arrodillado esparciendo un poco de hojas secas para que los tallos no se congelaran en invierno.

Había fechas donde ambos se iban de vacaciones y cuando regresaban siempre encontraban las rosas en malas condiciones pero por sus manos siempre hacían que los rosales levantaran de nuevo. Quizás tenían un don especial.

-De qué hablas-

-Es que este invierno también esta enfermando un poco a las rosas- Afrodita acariciaba los pétalos de una blanca rosa, los rosales no tenían muchas flores.

-El director dijo que cuando nos vayamos del castillo el salón será cerrado y será utilizado para otra cosa- Hablo Albafica algo triste.

-Menos mal que eres profesor de aquí y no un estudiante como yo que puede irse en cualquier momento-

Albafica esperaba en un restaurant elegante, con vaso de cristal que brillaba mientras que la luz hacia que la atmosfera fuera algo mágica, los mozos servían elegantes de grises y en la mensa que estaba él había un jarrón de cristal con servilletas de papel demasiado elegante ¿Había llegado muy temprano?

Sus pensamientos se enfocaban en Minos, cuanto lo amaba sin embargo tenía miedo ¿Y si Minos se aburría de él? Los sentimientos de un pisciano siempre son muy sensibles y dulces pero cuando cree que algo no está bien estos pueden actuar muy crueles hasta psicópatas ¿De qué manera? Eso cada quien debe de experimentarlo para juzgarlo, otra curiosidad es que no le temen a la rutina quizá por eso cuidar de las rosas, de las plantas pues, no significaba problema para Albafica.

Y así iba navegando sus pensamientos y su vaso de agua helada se le escurrían las gotas.

-Disculpe señor, buenas noches. Rosas para usted- Se inclino el mozo en señal de respeto cargando un enorme bouquet de rosas rojas que tenían en medio rosas blancas que casi formaban un corazón.

El cabello largo celeste veía rosas muy a menudo pero en un restaurante recibir algo así se tornaba emocionante y podía inhalar deliciosamente el aroma de esas dulces rosas, el mozo moreno de porte latino dejo las rosas en el asiento a su derecha. Albafiba tomo una blanca y se la llevo a la nariz, eran de Minos además, tomo la pequeña tarjeta blanca y la leyó.