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LA HEREDERA DE RUNESTONE
Advertencias: sueños húmedos.
Canción: Wildest dreams, Taylor Swift
Número de letras: 5400
Runestone, The Vale
98 D.c
Una semana después de la celebración.
Sus manos eran sostenidas con delicadeza por su doncella, quien reía a la par que la ayudaba a vestirse. Una tela suave fue pasada por su cabeza, desordenando su cabello y haciendo que pequeños hilillos cayeran por su rostro con rebeldía. Rió ante las cosquillas en su nariz que provocaban.
—Mi Lady, déjeme ayudarla. —La doncella acomodó su cabello en pequeñas trenzas a los lados de su cabeza—. Listo, ahora podemos seguir vistiéndola.
Seraphine asintió, agradecida por la ayuda. No era que le diera flojera, el tema era que debía ocupar corsé para los vestidos que su madre le mandaba a confeccionar. Sin embargo, no le molestaba utilizarlo ya que los vestidos eran hermosos y le encantaba como le acentuaban su figura. Desde calipsos hasta rojos, con diamantes, perlas o pequeños zafiros, cada uno con detalles únicos que le agitaban el corazón de la satisfacción. El problema era que pasado un tiempo, le costaba respirar y sus pechos pedían a gritos ser liberados de aquella "tortura".
El sonido del armario siendo abierto la hizo voltear. Su amiga Allaena sostenía dos vestidos, uno blanco con detalles plateados y en la parte de arriba era azul, y otro negro. Los observó unos instantes, pensando en las cosas que debía hacer ese día como Heredera. Estudiar con su madre la política del futuro de la Casa Royce, danza y canto con la institutriz, pasear con sus mejores amigos por los pasillos de Runestone. Nada que fuera a manchar su vestido.
—El blanco, Lae —escogió, sentándose en su cama para que le colocaran sus zapatos. El corsé no la dejaba moverse mucho, solo lo necesario. Se dio cuenta que su doncella la miraba con sonrisitas curiosas, por lo que le habló—. Pregunta, no te quedes con la duda.
— ¿El joven Gareth se quedará aquí? —Preguntó, con un leve rubor en sus mejillas.
Seraphine sonrió. Su amigo no había querido regresar a HighGarden, pues sabía que su padre no estaría contento con la "ofensa" de dejar que el príncipe Daemon bailara con su "prometida". Había escuchado las constantes obscenidades que dijo de su amiga entre ellas, las palabras "descarada" "irrespetuosa". Incluso, entre aquellas palabras, Gareth había alcanzado a escuchar la palabra "cualquiera".
