La boda pronto llegó y para Seraphine fue el momento más nervioso de toda su vida. Bueno, después de haber sido presentada en el onomástico de su esposo. Su madre le dijo que los nervios eran normales, pero que todo estaría bien porque era algo que ella deseaba y, que estaba segura, la haría feliz en las próximas lunas. El príncipe siempre estuvo pendiente de ella durante las celebraciones y torneos, sacando a bailar cuando la veía interesada en la pista, compartiendo momentos a solas —con la reina y Lady Rhea cuidando de sus espaldas— donde hablaban de diversas cosas. Pero eso no cambiaba la personalidad atrevida de Daemon, seguía allí en cada palabra y en sus miradas encendidas.
El vestido que le hicieron usar para la ceremonia bajo el Arciano fue de color blanco, con algunos detalles en rojo. Su cabello fue trenzado hacía atrás sin dejar hebras sueltas que molestaran. La reina le hizo entrega de una tiara en conjunto de aretes y un collar. Era hermoso con piedras negras y rojas. En su espalda tenía la capa de la Casa Royce, que era parte fundamental para la ceremonia. El intercambio de capas era lo que más esperaba.
No muchos fueron a esa ceremonia, solo los Targaryen y los Royce, además de algunas casas allegadas a ambas familias como los Stark, Tyrell y Arryn. El padre de Gareth no estaba con el mejor rostro, pero tuvo que soportar toda la ceremonia. Cuando fue el momento de intercambiar las capas, mordió su labio con algo de fuerza, lo que hizo a Daemon usar su dedo pulgar e índice para sacar su labio. Y si, se sonrojo.
—Puede besar a la novia —dijo el príncipe Baelon, quien oficio la boda.
Besarlo fue como recordar los momentos íntimos que sucedían a escondidas de todos. Seguía siendo doncella, pero Daemon varias veces toco sus piernas y las apretó. A veces tuvo que detenerlo antes de que pasara a más, eso lo molestaba pero no decía nada. Seraphine no quería que la noche de bodas se adelantara.
—Iremos en Caraxes hasta Rocadragón —murmuró Daemon en su oído cuando se separaron.
¿Qué había dicho que? ¿Otra vez volaría en Caraxes? Su sonrisa se amplió. Le encantaba volar en dragón, las dos veces que voló en ese fueron las más emocionantes de su vida. Y al dragón le gustaba, al parecer, tenerla como acompañante de su jinete.
