Capítulo VIII: Descubrimientos

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Había una conmoción en los pasillos. La noticia se había esparcido.

-Mierda, ¡muévanse malditos extras! ¡Voy tarde a clases!- Bakugo estaba más que molesto, se había despertado tarde, no había desayunado y la gente le jodía ahora.

-¿Es verdad?

-¡Qué emoción!

-Ya quiero verlo.

Se escuchaban las voces a lo lejos. De verdad que de ser posible les reventaría la boca para que hicieran silencio.

Dentro del salón, todos esperaban ansiosos a Bakugo.

-Midoriya, ¿qué sucede?- Últimamente se había estado llevando bien con Deku, era un buen amigo. Respetaba su personalidad y no por ello se burlaba o lo dejaba a un lado. En realidad, todos lo trataban bien ahí.

-Oh, es que se supone que era secreto, sólo algunos lo sabíamos. Aunque supongo que eso ya no importa.- Balbuceó.- Bueno... ¡Kacchan fue contratado para estar en un vídeo musical!, ¿no es increíble?

Shoto abrió los ojos. En verdad era increíble. Ser contratado apenas a los 18 años era alentador y digno de prestigiosos.

-Es para una banda bastante famosa. Fue contratado como bailarín principal, aunque él no sería el protagonista, porque, bueno, la banda lo es.- Se unió a la conversación Kirishima.

-¡Exacto! Pero ser el principal del cuerpo de baile es genial.- Deku cerró los puños en señal de emoción.

-Lo es...- Susurró. Fuera de sentir celos o envidia, Shoto se sintió orgulloso de aquel logro.

-¡Carajo!- Sacudió su cabeza Bakugo cuando logró entrar al salón, por suerte el profesor no habpia llegado.

-¡Bakugo!- Exclamó el grupo a coro, demasiado emocionados.

-No empiecen, extras.- Le agotaba tanta gente.- Les contaré luego.- Cortó.

En su asiento, dejó resbalarse en el pupitre para esconder su cabeza. Ya se estaba relajando cuando escuchó como algo caía en su mesa. La rabia volvió a apropiarse de su cuerpo.

-¡Maldi.- Interrumpió su grito cuando vio de quien se trataba.

Shoto había le dejado un sándwich. Se dio cuenta que, por ir tarde, no le dio tiempo de comer al rubio, así que compró dos sándwiches de camino. Sabía que Bakugo se ponía de malas si no desayunaba a tiempo.

-No sé de qué prefieres, así que espero te gusten estos.

-... Están bien.- Dijo más concentrado en abrir el empaque y empezar a comer.

A Shoto le hizo gracia la forma desesperada en que comía. Los cachetes se le inflaban por meterse casi medio sándwich de inmediato.

-Felicidades, Bakugo.- Se dirigió a su asiento, pero antes de poder hacerlo sintió como le sostenía la manga del uniforme.

-...Gracias.- Lo soltó y continuó comiendo.

No supo si le agradeció por la comida o por la felicitación, pero de igual manera, dejó salir una media sonrisa como respuesta.

Nadie del salón quería respirar ni moverse. Estaban mucho más que sorprendidos. Katsuki se había contenido y agradecido y Shoto había sonreído, fue pequeño, pero contaba. Nadie quería decir lo evidente, pero todos pensaban lo mismo: algo pasaba entre ellos, y no era una amistad, aunque los involucrados se empeñaran en pensar que sí.

Por la tarde, el grupo estaba reunido en la sala común. Era de los pocos días que no tenían tarea por hacer o que no tenían alguna práctica extra.

-Soy realmente malo en esto.- Shoto había quedado en el 11° lugar del MarioKart.

Entre los reflectores (bakutodo)Where stories live. Discover now