Capítulo IV: Segunda semana de clases

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Era miércoles de su segunda semana, estaba en un ventanal del salón en un tercer piso tomando un descanso. Se apoyó en la barra1 con ambos brazos y admiró el paisaje. Las hojas de otoño se iban cayendo poco a poco, la suave y fría brisa recorría cada vez más rincones y una luz de sol, cálida, veraniega, aparecía. La suavidad y calidez del sol contrastaban con lo frío del ambiente, pero le gustaba. Cerró los ojos y se dejó llevar.

-¿Todo bien?- Escuchó una voz suave, grave. Abrió un ojo para saber de quién provenía.

-Sí, gracias.

La otra persona se recargó a su lado, también apoyándose en la barra.

-El clima es agradable.- Dijo su compañero. No parecía tratar de iniciar una conversación, era más bien un comentario.

-Shinso, ¿correcto?- Preguntó.

-Sí, Shinso Hitoshi.- Respondió con el mismo tono.

Le caía bien. Era callado, reservado, pero amigable. Si no fuera así de cerrado, hubiera sido probable que fuera su amigo.

-Son buenas personas.- Dijo después de un rato el pelimorado.- Cuando me integré en segundo año hicieron de todo para hacerme sentir cómodo.

-¿No estuviste con ellos desde primero?- Estaba un poco incrédulo, parecía que llevaba mucho con ellos.

-No.- Dijo con una pequeña risa.- Yo estaba en el curso de Enseñanza de la danza2 en primer año, pero el profesor Aizawa me ayudó a estar aquí, en el de ejecutantes3. A finales del año anterior, comencé con clases más especializadas, en verano Kaminari me ayudó y aquí estoy.

-¿Kaminari?- Estaba confundido, el chico rubio no parecía ser el tipo de amigo que tendría Shinso.

-Así es, fue él quien me ayudó tanto en las clases y en hacer amigos. Sinceramente, cuando entré no quería tener ninguna amistad, pero ahora...

-Es verdad.- Llegó con ellos Sero con ellos.- Me recuerdas mucho a Shinso cuando entró.

Le agradaba su grupo de especialidad: Midoriya y Yaoyorozu le habían ayudado mucho hasta ahora cada vez que se perdía, sea en los edificios o en las materias respectivamente. Shinso y Sero eran los primeros con los que hablaba que no eran tutores como tal. Ellos cuatro, por ahora, hacían sus días más llevaderos.

El resto del grupo tampoco estaba mal. Uraraka era una de las personas más amables que había visto, aunque en realidad toda la clase A era simpática. No estaba acostumbrado a que todos fueran así de amigables, incluso se preguntaba si en verdad era una academia de danza de prestigio. En Shiketsu, tenían un estricto horario y no se promovía el compañerismo. Los maestros eran duros y los compañeros presuntuosos. Lo había pasado mal ahí, pero creía que era lo normal.

En las clases, se divertían, bromeaban entre ellos y con los profesores sin perder su nivel. Se sentía tan fuera de lugar, pero sus compañeros hacían lo posible por integrarlo sin presionarlo.

-¡Cómo puedes ser tan bueno!- Exclamó un agotado Deku llegando al grupito y con Yaoyorozu dándole una botella de agua.

-Se ve que tienes mucha experiencia, Shoto.- Acompañó la pelinegra.

-... Bueno, desde niño entreno.

-¡Joder! Con razón eres bueno en todo.- Habló Sero.- Me da un poco de envidia... Claro, eso no quiere decir que no te esfuerces. ¿Sabes? Una parte del orugullo de Bakugo se muere cada vez que te ve.

-Pero él es muy bueno.- Se quedó pensativo el bicolor.

-No lo pienses tanto, así es él. Le gusta sobresalir en todo.- Calmó Shinso.

Entre los reflectores (bakutodo)Where stories live. Discover now