Capítulo VI: Sábado por la mañana

276 37 12
                                    

Despertó como siempre, a las 6 de la mañana, para salir a correr. Su mente ya estaba más despejada. Durante la cena vio al bicolor y ahí recordó porqué lo odiaba tanto. Era un niño mimado, con todos prestándole atención, creyéndose superior con esa mirada vacía, apenas hablando para agradecer. No entendía porqué salirse de la prestigiosa Shiketsu e ir a fastidiar a otro lado, quizá sólo fue su mero capricho. Sí, eso debía ser. Un niño rico caprichoso.

A las 7:30 regresaba a su habitación y a las 8 ya estaba yendo a desayunar. Casi ninguno de sus compañeros se levantaba temprano un sábado, solamente Iida, a veces Midoriya y muy rara vez Kirishima. Por eso le gustaba estar ahí por las mañanas, pero escuchó una puerta abrirse, lo que le extrañó.

Apenas asomó su cabeza para saber de quien se trataba y se arrepintió. Su malhumor se estacionó en él.

-No me grites, ya estoy yendo.- Le escuchó hablar por teléfono.-... Es demasiado temprano, normalmente voy más tarde... Ah, lo hubieras dicho... Dile que se joda... Estoy solo, lo sabes... Ya deja ese tema... Dile que ya voy saliendo... Ayer me mandó el mapa de las estaciones y tengo datos, no creo perderme... En todo caso sería mejor no ir... Ya cállate... Que sí estoy yendo...- Su voz fue desapareciendo.

Gruñó enojado consigo mismo, tomó rápido su sándwich y su cartera y salió siguiendo al mitad-mitad.

¿Qué carajo estoy haciendo? No se paraba de repetir internamente. Algo le había inquietado y sin pensarlo mucho hizo caso a su intuición, pues había recordado que Shoto le había dicho que sábados por la mañana no estaba disponible. Ya vería qué es eso tan importante.

Observó como Todoroki se detenía cada tanto para verificar que estuviera en el lugar correcto. No podía mentir, le hacía gracia.

El bicolor se subió al vagón y, antes de que se le escapara, Bakugo igual subió sin ser notado. Aunque no era una cosa muy complicada, Shoto era muy distraído.

Luego de media hora de trayecto, el bicolor se bajó y retomó su caminata con tranquilidad. Cuando se dio cuenta, habían llegado a un lindo y frondoso parque. Oh, era el parque que esta justo...

Una figura salió de la nada: un hombre alto, musculoso y de cabello blanco. De aspecto daba miedo, pero apenas se acercó al bicolor lo abrazó cariñosamente. Detrás de él, otra silueta se hizo presente. Un hombre menos alto, delgado pero bien formado, atlético de cabello negro. Enseguida lo reconoció como el hermano que había visto en los dormitorios una semana antes. Intuyó que el otro hombre también era su hermano, o por lo menos familiar.

Estuvieron hablando por un rato más, hasta que llegó una chica de mechones rojos. Era su hermana, ¿por qué estarían reunidos ahí? Era un lugar ciertamente extraño para una reunión familiar.

El hermano mayor le estaba sacando de quicio, a millas se veía lo odioso y terriblemente fastidioso que era. Compadecía a su compañero...

¿Ah? No digas esas cosas, seguro el de pelo negro es el más malcriado y pretencioso de los cuatro.

Shoto se veía un poco más relajado en un ambiente más conocido. Cuando creyó que se quedarían ahí, dispuesto a irse, los tres mayores entraron al hospital de en frente. Shoto se limitó a buscar una banca cómoda que le cubriera del poco sol. El cambio de estación era más notorio y se maldecía no haberse puesto algo más abrigado.

Se quedó sentando ahí, con un tic nervioso en la pierna izquierda; la subía y bajaba frenéticamente. Sin saber si era por el fresco o los nervios, el mitad se levantó y cruzó a la cafetería. Diez minutos después, regresó a la misma banca.

Después de una hora, Fuyumi salió a buscarlo. Parecía tratar de convencerlo, pero no cedió. La chica volvió a entrar.

Shoto parecía... Agitado. Su pierna no dejaba de moverse y se frotaba la cara con ambas manos cada cierto tiempo. Otra hora pasó así. En esa hora, Bakugo tuvo varios sentimientos encontrados; empezando por tratar de averiguar qué hacía ahí, la inquietud del bicolor y porqué éste no entraba con sus hermanos.

Entre los reflectores (bakutodo)Where stories live. Discover now