Capítulo XII: Cumpleaños

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Gracias a la vida, los días infernalmente lentos habían terminado. Era 11 de enero y ya habían pasado algunos días desde que regresaron a clases después de las vacaciones navideñas.

Katsuki notó diferente a Shoto. Éste no lo evitaba, incluso lo saludaba con un ligero asentimiento, pero había un invisible muro ahora entre ellos. Un límite que Shoto estableció desde el primer día de regreso y eso le estaba consumiendo.

Shoto, tras mucho pensarlo, decidió pasar por alto lo que sucedió en aquella noche. Se convenció de que podía olvidarlo por el bien de Katsuki y por el suyo propio. Si a Katsuki le gustaba alguien más, lo tendría que aceptar. Así que prefería mantener su distancia, conservándolo como amigo y sin dar lugar a nuevas malinterpretaciones. Sí, era una buena idea. Se dijo que lo que había sentido estaba fuera de lugar, era mejor fingir.

Sin poder hablar correctamente con el bicolor, y sin poder aguantarse más, decidió esperar e ir a su habitación la noche de su cumpleaños al terminar la cena que la clase A le preparó con mucho cariño.

Le rompió el corazón ver los ojos iluminados de Shoto y llenos de ingenuidad cada que recibía un regalo. No sabía mucho de su vida, pero podía intuir que no había sido de lo más fácil a pesar de tener una vida económica acomodada y resuelta. Sin embargo, lo mejor fue cuando probó el pastel de chocolate que Sato, un compañero, preparó para él. Podría jurar que aquellos ojos bicolores se cristalizaron de la emoción a pesar de mantener su semblante neutral; fue un hecho que no pasó desapercibido para nadie.

-Nunca había tenido una fiesta de cumpleaños así.- Respondió a una pregunta de Uraraka.- Uno de mis hermanos cumple años cerca del mío, así que usualmente los juntamos, no me molesta en realidad, pero siempre lo hemos festejado en familia y hacerlo así, con otras personas... Se siente bien.

Uraraka sonrió feliz de que al bicolor le haya gustado. Fue parte de quienes lo organizaron y temía que no sea del gusto de Shoto.

Al día siguiente era domingo, así que pudieron quedarse un poco más tarde. Era raro que algún estudiante regresara el primer fin de semana de regreso a clases a sus casas, tenían cosas que organizar y varios pendientes.

A las 10 de la noche, Shoto estaba algo cansado. Le costaba acostumbrarse a socializar tanto tiempo, agradeció sinceramente y subió con todos sus regalos. Recordó que debía contestarle a sus hermanos y padre.

A las 10:30, cuando Katsuki terminó de ayudar a limpiar (insistieron en que Shoto no haga nada), subió con su regalo dispuesto a aclarar el asunto y, si todo marchaba bien, declararse.

Tocó y abrió con calma. La imagen que vio era tierna, Shoto estaba tomándole foto a sus regalos.

-¿Tanto te gustaron, bastardo?

Shoto dio un pequeño brinquito, no lo había escuchado. Con pena, asintió.

-Se las mandaré a mi familia, dame un momento.- No había manera de negarse a eso.

Cuando terminó, puso su celular en silencio y miró a Katsuki, prestándole total atención.

-Ten.- Extendió su brazo a Shoto.

Todoroki se extrañó, pero tomó la bolsa. Al abrirla, no pudo evitar que su respiración se contuviera.

-¿Tú los hiciste?- Claramente emocionado.

-Sí... Espero te guste.- Eran dulces y chocolates hechos por el mismo Katsuki. No sabía qué más regañarle, pero sí sabía cuánto amaba lo dulce.

Sin tiempo que perder, empezó a comer una tras otro hasta que el mismo Bakugo lo detuvo. El plan tampoco era causarle un ataque diabético.

Entre los reflectores (bakutodo)Where stories live. Discover now