Capítulo XVI: Entre malos días y confesiones

357 42 8
                                    

-Puta madre.- Gruñó al sentir su cabeza punzar cuando dio un giro en la cama para acomodarse.

A tientas buscó su cajón para adentrar su mano y tomar algo que le quitara la resaca haciendo el mínimo esfuerzo y movimiento.

-Puto Kirishima, puto alcohol, puta vida, puta mierda.- Se pasó insultando su horrible resaca y sus crecientes ganas de vomitar.

Se tragó la pastilla y con cuidado se puso boca arriba.

-Estás imbécil, Katsuki.- Se regañó a sí mismo. Como bailarín no debía hacer esa clase de cosas, pero de vez en cuando lo disfrutaba.

Pensando en lo que hizo, le llegó una linda imagen de Shoto sonrojado. Parecían bailar muy cerca. Se sonrió, el dolor valía la pena. Dejó que la lluvia de recuerdos invadiera su cabeza y uno a uno fueron llegando.

-¡¿Ah?!- Se sentó de golpe por la conmoción.- ¡Mierda!- Pero su cabeza no le tuvo piedad y punzó. Se tomó la cabeza entre las manos esperando que pasara el dolor.

¿Había besado a Shoto? No, no tenía duda. Lo había hecho. Es más, habían llegado mucho más lejos. Recordó cada sensación en piel, recordó la piel de Shoto contra la suya y recordó claramente a Shoto encima de él.

¿Shoto lo recordaría? Sabía que el bicolor había tomado más que él, que era su primera vez y que Denki le dio alguna cosa extraña en algún punto.

-¡Mgh!- Gimió cuando otra punzada llegó.

Cruda moral, ese era su diagnóstico. Se arrepentía de haber tomado tanto, pero lo volvería a hacer pasado un tiempo seguramente.

-¿Bakugo?- Escuchó una voz por su puerta.

-¿Qué mierda quieres?

Kirishima entró con unos electrolitos y se los dio, supuso que para ese punto ya habría tomado algo para su dolor.

-Ayer...- Habló tanteando cuando Katsuki bebió algo.

-Sí sé qué hice ayer, bastardo.- Esperó un regaño de Eijiro, pero no una carcajada.- Explícate ahora o si no te mato cuando me pueda mover, idiota.

-¡Tanta tensión!- Se carcajeó.- No creí que lo solucionarían así, pero me alegra.

-Fue el puto alcohol.- Sentía tantas ganas de vomitar.

-¡Deberías haberte visto, hombre! Estaban uno encima del otro. Parecían garrapatas.

-No grites, imbécil.- Gruñó, pero sólo ocasionó que Kirishima riera más alto.

-Me asustaron por un momento. Creí que harían sus cosas en público y que tendría que separarlos.

-Estaba borracho, no pendejo. ¡Ah! ¡Arráncame la puta cabeza!

Eijiro cerró las cortinas, pues entraba un poco el sol y eso debía estar matando al pobre de su amigo.

-Oye, ¿qué tan lejos llegaron?

-Eres un puto chismoso.

-¡Vamos! No seas así.

Bakugo resopló, sería mentira si dijera que no se lo quería contar a alguien y ese alguien era Kirishima.

-Obviamente no llegamos al final, pero... Hicimos algunas cosas.

-¿Qué cosas?

-Estaba casi montándome, aunque ninguno se quitó la ropa.- Dijo feliz.- Se veía muy lindo. Aunque... Debo decir que no me encanta la idea de que nuestro primer beso sea así, ni sé si se podría acordar.

-Pues se lo recuerdas.- Dijo obvio.- Espera, ¿eso quiere decir que él sería el pasivo?

-¿Qué mierdas preguntas, tú bastardo? No te diré ni puta madre de lo que hacemos.

Entre los reflectores (bakutodo)Where stories live. Discover now