Capítulo IX: El lago de los cisnes

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Ya era el día, o mejor dicho, la noche. Esta noche era la presentación de Shoto.

Era una pequeña presentación de cuarenta minutos de la escuela que tenía el objetivo de mostrar a sus estudiantes a los estudiantes interesados en entrar. Igualmente, era entrada libre, así que algunas personas que estuvieran por ahí podían entrar sin problema a conocer.

Shoto estaba solo en un camerino, estaba sentado en una banca apoyando su cabeza entre sus manos mientras se veía al espejo con luces. Se había maquillado, era algo sencillo para el espectáculo. Apenas y delineado negro, pero se había cubierto la cicatriz. Se miraba algo anhelante, preguntándose cómo sería si todo el tiempo su cara estuviera limpia, sin esa molesta marca. La verdad era que cada vez se veía menos, pero ahí estaba.

Tan ensimismado estaba que no escuchó que llamaran a la puerta. Fue hasta que la puerta se abrió y dejó ver una sombra que regresó en sí mismo.

Katsuki había entrado, llevaba puesta ropa un poco más formal que de costumbre junto con una gabardina.

-¿Está nevando?- Inquirió el bicolor.

-No.- Se quitó la bufanda.

-¿Entonces por qué estás tan tapado?

-¡No todos somos un puto pingüino como tú, tarado!- A Bakugo en serio no le gustaba el frío.- Como sea, ¿tú no tienes frío?

De pronto, tenía mucho calor. El traje de Shoto era... Bastante sexy. Tenía el torso desnudo, y los pantalones verdes con flecos que tenía no hacían más que resaltar su buena, y delgada, figura. Estaba peinado hacia atrás, dejando su frente despejada. Se dio cuenta de que Shoto, fuera de su aspecto frío y a veces sombrío, era bastante tierno.

-No, casi no soy friolento. Disfruto este clima, además de que ya he calentado, así que estoy bien.

-¿Te dejaron salir con el cabello bicolor?

-Oh, sí. Me lo iba a teñir, como normalmente lo hago, pero me dijeron que no hacía falta por ser una presentación poco formal.

Si Kasuki había pensado que se veía más lindo sin su cicatriz, no se lo dijo. Aunque le hubiera gustado saber lo que pensaba.

-Te traje esto.- Le extendió una barra de chocolate.

Shoto se paró y caminó hacia Katsuki. Tomó la barrita más emocionado que un niño.

-Joder.- Murmuró para sí Bakugo.

-¿Mande?- Shoto tenía la boca llena y no le había oído.

-Nada.

Todoroki no se había alejado. Su cercanía le estaba matando. Era un poco más alto que él, y eso le gustaba. Observó un poco más detenidamente su torso. Su piel blanca estaba marcada por los músculos, se veía cálida, quería tocarla. Descubrió que tenía un pequeño lunar en el pectoral derecho y... Sus pezones tenían un lindo color rosado.

-¿Estás listo?- Sacudió la cabeza.

-Eso creo. Ya te dije que bailo muy poco.

-¡Pero es importante tu parte, mitad!

-... Espero te guste.- Confesó.- Nunca me has visto bailar así, siempre son ensayos.

-Te advierto que tengo estándares altos, bastardo.- Dijo burlón y presumido.

-Lo sé.- Le dedicó una pequeña sonrisa.

-Bueno, me voy, sino no tendré lugar... Suerte, mitad.- Lo último lo había dicho casi en un susurro. Por alguna razón había estado preocupado.

Entre los reflectores (bakutodo)Where stories live. Discover now