8- El viejo Oliver

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-Más rápido. -Ordenó el entrenador cuando pase corriendo a su lado mientras atravesaba el circuito. -Si quieres salir temprano hoy tendrás que esforzarte.

Él sabía cómo sobornarme. El viejo me conocía demasiado.

Tenía que esforzarme más y acabar lo más rápido posible para estar presente durante el consejo. Una reunión con los altos dirigentes de nuestro territorio.

Si llegaba temprano salía temprano.

-Y listo.- grito el entrenador con una sonrisa orgullosa en su rostro y un cronometro en su mano. Pase a su lado aun corriendo para dirigirme a los vestidores.

-Adiós perdedores.- No pude evitar burlarme de los chicos mientras pasaba a su lado. Varios gruñidos acompañaron a mi sonrisa triunfante mientras los dejaba atrás en la pista de entrenamiento.

Entré en los vestidores comenzando a desvestirme para darme un baño rápido.

El agua fría entro en contacto con mi piel sudorosa. Deje que resbalara por mi cuerpo mientras comenzaba a enjabonarme.

Cosas que hacer:

Bañarse. Listo.

Salir temprano. Listo.

Ir a casa.

Hablar con las alfas locales.

Salir desapercibido.

Buscar las flores que le había dicho a Susan que comprara.

Ir a casa de Aimi.

Besar a Aimi.

Volver a besar a Aimi.

Si deseaba hacer todo tendría que darme prisa.

Salí con la toalla alrededor de mis caderas en busca de mi casillero. Necesitaba ropa limpia.

Al entrar pasee mi mirada por el lugar. Podía sentir la leve presencia de alguien, acercándome con precaución hasta el lugar en el cual se hallaba mi ropa. Era imposible detectar el aroma de mi acechador. Después de todo, estaba en el vestuario de hombres y a pesar de estar siempre limpio por nuestro delicado olfato eso no impedía que el olor a sudor llenara el aire.

Abrí mi casillero sacando el cambio de ropa que siempre dejaba dentro. Comencé a vestirme concentrándome en cada uno de mis sentidos para obtener aunque fuese una pequeña pista de quien era el que me vigilaba.

Pero el depredador era bueno. Lo único que lograba captar era el sonido de su corazón. Al acabar de vestirme tome mi botella de agua y comencé a bebérmela mientras salía de aquel lugar.

Tire la botella vacía en el basurero que se hallaba en el estacionamiento y me dirigí al auto.

Era hora de ir a casa.

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- La alianza con los magos está dando buenos resultados. Fue muy buena la idea de hacernos sus amigos.- elogia a mi padre con una sonrisa el alfa local del Sur. Pat, es un hombre mayor de unos setenta años pero tan fuerte como un muro de piedra.

-Me alegra como están yendo las cosas. Hoy he recibido una llamada de Romeo,- comento haciendo referencia al alfa de Italia.- Quiere reunirse conmigo para renovar el acuerdo de paz entre nuestras manadas.

Durante un momento puedo jurar que estoy viendo la habitación moverse a mí alrededor.

He logrado aguantar más de cinco aburridas horas de charlas sobre acuerdos, magos, cambiantes y un montón de cosas más.

El libro de Noah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora