10- Avergonzado

17.7K 1.1K 71
                                    

Estoy seguro de que eres el culpable de todo lo que está pasándome, Caden. Me las pagarás.

-¿Lo viste hacerlo?- pregunto mi padre cuando exprese mi sospecha.

Negué el movimiento causo que la punzada de dolor se incrementara logrando que un pequeño grito de dolor se escapara de mi boca.

-Noah tienes que dejar que tome el control. - Suplico mi madre pero volví a negar. Intente utilizar el enlace mental para que Aimi no oyera pero se me hizo imposible.

-No frente a ella, todavía no.- Intente transmitirle mi inseguridad a mamá.

Pero al parecer fue mi hermana la primera que capto lo que quería en ese momento.

-¿Aimi puedes esperar afuera?- preguntó con suavidad Susan.

-¿Perdón? Es mi habitación y no saldré.

-Aimi por favor.- La vi negarse una y otra vez a pesar de ser yo quien le había suplicado.

-No saldré.

Iba perder el control. Lo sentía.

-Aimi.- Rogó mi madre.

-No.- Se negó nuevamente dirigiendo su mirada hacia mí. Negó nuevamente diciéndome con la mirada que esa era su respuesta final

No quería que me tuviera miedo. No quería que me viera como un animal de circo.

-Lo siento.- Era lo único que podía decir.

La perderé.

Ese pensamiento se clavó hondo en mi corazón. Luego, perdí el control de mi cuerpo.

Me sentí cambiar. Cerré los ojos con fuerza esperando que fuese una pesadilla.

Una jodida pesadilla.

Abrí los ojos esperando encontrarme con los ojos aterrados de Aimi pero al hacerlo tuve que levantar la cabeza para poder hacerlo.

Mi lobo era más grande que Aimi.

-¿En qué rayos me he convertido?- pregunte a mi padre.

-En un lobezno.- respondió casi al instante.

-Matare a ese tipo.- Me las pagara muy caro.

-Díganme que es una broma.- Papá se alejó abandonando la habitación. Mamá negó con la cabeza. Sabía porque se había ido mi progenitor. Siempre se le hizo difícil ver mi forma de lobo cuando era pequeño, decía que le traía malos recuerdos.- Un perro ¿En serio?-Escuche su voz alterada. Tape mis ojos con mis patas. No quería verla a los ojos esto era vergonzoso.- Deja de parecer adorable que estoy a un paso que convertirme en una maltratadora de animales.

-Lo siento.- Me disculpe otra vez.

Esta no había sido una poción normal. Era la poción infantil. No solo lo convertiría en cachorro sino que comenzaría a actuar como un bebé. Ahora sí que tenía vergüenza.

-Deja de disculparte. Eres una mierda. Me engañaste, jugaste conmigo y con mis sentimientos.- Esto era lo que más temía.

-No jugué contigo ni te engañe.- dije.

-Puedes cambiar, me siento como una loca discutiendo con un perro.- Confesó.

Daría cualquier cosa por poder cambiar.

- No podre cambiar hasta dentro unos dos días. - Normalmente ese era el tiempo que duraba este tipo de poción en los cambiantes. -Y utiliza el termino de lobo, por favor me resulta denigrante que me llames perro.

El libro de Noah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora