Capítulo 1. Torna a Casa

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Las botas de Luke resonaban por los pasillos vacíos de Dragonstone, escuchó de una de las sirvientas que su familia lo esperaba en la torre de la mesa pintada. Justo había descendido del cielo en el lomo de Arrax, una reunión peculiar para un día cualquiera.

En la punta de la mesa, su madre le susurraba a Daemon algo inelegible para él.

—Acudí al llamado tan pronto desmonté a Arrax, creí que sólo celebraríamos reuniones en días importantes—dijo Luke evidentemente confundido. Su madre emitió un suspiro alternando la mirada entre sus hijos y esposo.

Jace permanecía con la cabeza gacha y los labios apretados. Daemon por su parte, se cepilló el rostro sin decir nada. Lo más curiosos de esa tensa escena familiar, era el semblante severo de su madre.

—Es una reunión... que no estaba dentro de lo acordado, mi niño —dijo su madre sin retirar esa mirada estoica. Jace se cruzó de brazos. Luke inhaló lento tratando de leer aquel cuadro y tener algo de contexto. Su hermano, quién usualmente permitía que su aroma proliferara alrededor, lo mantenía resguardado del olfato de todos. —Tengo noticias de King's Landing.

—¿El abue... el rey está bien? —preguntó con genuina preocupación. Su madre asintió.

Un lapso de silencio los envolvió un momento.

—Siempre quise tener esta conversación con ambos —confesó la princesa sin ablandar su semblante tras esos segundos sin decir nada. Los iris de sus ojos se tambaleaban, Luke solo había visto a su madre así en contadas ocasiones—. Heredar algo en función del deber, a veces puede ser más pesado e hiriente de lo que parece. Cuando me volví la heredera del rey, nunca pensé que pasaría por tantas circunstancias. El Trono se hereda y con él, sus infortunios. Es nuestro trabajo como familia hacer todo lo posible para protegernos entre nosotros. Incluso —hizo una pausa— de nosotros mismos.

—No te estoy siguiendo, madre —admitió Luke consternado. Miró a Rhaenyra, luego a Jace sin descubrir mucho.

—Hijo...

—Lo que tu madre intenta decirte, Luke, —intervino Daemon. Jace se movió inquieto en su lugar—es que tan pronto la corona del rey sea puesta en disputa, todas las fuerzan van a converger a nuestro favor para llevar a cabo el reclamo. Cuando la corona de Aegon el conquistador esté sobre la cabeza de la reina, el deber que tienen Jace y tu va a cambiar. Es importante que les entreguemos una posición política adecuada antes de que eso pase.

—Ya tenemos una —dijo Jace. Fijo sus orbes avellanos sobre su padrastro—soy el primero en la línea de sucesión al Trono de Hierro y Luke es el próximo Lord of the Tides. Nadie en los siete reinos puede refutar nuestra herencia.

—Esos son títulos, muchacho —continuó Daemon— en este momento son tan débiles como el reclamo de su madre a la corona como cuando era esposa de ser Leanor Velaryon.

—No dijiste eso —retó Jace.

Daemon levantó ligeramente la comisura de su labio. El alfa que tenía por hijastro era un buen hijo, aprendiz y, sobre todo, heredero. Pero a veces era un joven colérico y bruto.

—Lo dije, y no solo yo, también tu madre —respondió sin miramientos. Jace lo observó irritado— el rol que tienen es importante, pero pueden tener más. Necesitan más.

—¿Por qué? —cuestionó Luke acercándose— ¿Por qué necesitamos más?

—Si algo sale mal, necesito que sean lo suficientemente fuertes para continuar con nuestro legado —declaró Rhaenyra— los abanderados, la flota de los Velaryon, los dragones. Todas esas cosas son insignificantes para una madre que desea el bienestar de sus hijos.

129 d.C |Lucemond|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora