Lucerys tenía una expresión en el rostro difícil de leer, Rhaenyra podía verlo claramente a pesar de tener parte de la vista bloqueada por el cuerpo de uno de los Maestres. Algo ocurría con su hijo, el semblante indescifrable del omega solo lo veía en ocasiones cuando se sumergía en sus propios pensamientos, situación poco habitual. Luke hablaba demasiado.
-¿Te duele? -el rostro del castaño no cambió. Tampoco respondió, volvió a preguntar- ¿Es doloroso?, Luke.
El chico reparó en la pregunta de su madre, su semblante registró brevemente una emoción parecida a la indiferencia, luego negó ligeramente apretando los ojos. -Me duele la cabeza.
Eso no es lo que estaba esperando. Los labios de la heredera se apretaron en una línea. No volvió a mencionar una sola palabra hasta que los Maestres se retiraron asegurando que la herida de Lucerys no era para preocuparse.
-¿Realmente fue un intercambio amistoso de palabras? -cuestionó la omega. Lucerys asintió en silencio.
-Como cualquier otro, madre. -aseguró. Se puso de pie con algo de dificultad, los movimientos eran lentos y pausados. Los ojos de Rhaenyra lo escudriñaron.
-¿Puedes decirme de que charlaron?, fue importante si se tomaron el tiempo de buscarse a la hora en que lo hicieron.
Lucerys quiso apretar los puños, pero dolía, hacer movimientos extra dolía.
-El contenido de nuestra conversación es privada, me avergonzaría si supieras lo que nos dijimos, madre -Luke le regaló una sonrisa tímida para intentar tranquilizarla. No podía hacer que su rostro se sonrojara para hacer aquello más creíble, rezó por que funcionara.
-¿Te forzó para... -hizo una pausa mirándolo con duda- besarte?
Lucerys quiso reírse. No podía llamar a aquello un beso, ya que lo único que había tocado los labios de su tío eran sus dientes. La sangre que se derramó dentro de su boca desmeritaba cualquier insinuación de beso.
-Fue un intercambio justo.
La omega se acercó colocando ambas manos sobre los hombros de su hijo, él quiso quejarse, pero no lo hizo. La cataplasma debería hacer efecto para antes del banquete de celebración.
-¿Te dijo Daemon sobre la petición de Helaena? -dijo con voz aterciopelada.
Si, lo había hecho. Aun lo estaba considerando. Sin embargo, asintió.
-Lo haré -susurró.
Rhaenyra extendió más aquella sonrisa. -Aemond también accedió.
Claro que lo haría, ¿Por qué perder la oportunidad de humillarlo frente a los lores más importantes del reino?
No se habían encontrado desde que aparentemente quisieron matarse voluntariamente. Luke se estremeció, aquellos actos de su parte fueron excesivos, morderlo y haberlo hecho donde lo hizo, no fue algo sutil.
-Luke, ¿estas bien? -nuevamente, la voz de Rhaenyra parecía preocupada, cansada, como si hubiese estado peleando por no mencionarlo.
El omega enumeró en su cabeza las razones por las que en ese preciso momento no se sentía bien, cosas por las cuales podía ser llamado "débil" y "cobarde".
-Todo en orden -mintió. Después de todo, ¿Qué haría su madre al respecto?
La migraña que tenía se acrecentaba con el paso de las horas, los minutos... los segundos. El olor de Aemond vibraba a su alrededor, era tan fuerte que comenzaba a tener dificultades para identificar su propio aroma.
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129 d.C |Lucemond|
Fiksi PenggemarEl cuerpo de Lucerys no conseguía moverse, frente a él, dándole la espalda, Aemond Targaryen llevaba hacia sus labios una copa de vino. "Gracias", dijo el omega con sinceridad. "No fue para tu beneficio", respondió el matasangre. Lucerys sonrió. "L...