Erryk estaba frente a la tienda de Larys Strong.
Había postergado aquella visita por demasiado tiempo, era casi absurdo todo lo que había ocurrido hasta ese punto. Guardarse la información no fue por un simple descuido, no fue por miedo al consejero.
Su estancamiento era más bien por falta de determinación.
"Defiende al reino de las putas y los bastardos Arryk, la corona... los Targaryen deben prevalecer".
¿Era suficientemente importante reportar a Larys lo que Lord Simon le había pedido? ¿Estuvo bien habérselo ocultado a Lucerys?
Todavía no lo sabía, lo estaba procesando.
Luego de quedar embelesado con el omega por ese baile en medio de las calles de la ciudad, Erryk terminó de entender el poder que las palabras tienen para construir el futuro. La petición de Simon Strong podía no ser nada, algo propio de un lord como él. Sin embargo, bajo todas las capas de escepticismo, aquella petición hecha con tanta seguridad, también podía ser algo relevante.
El día que habló con Lucerys sobre las conspiraciones que giraban en torno a él, este no parecía sorprendido. Suspiró un par de veces, asintió casi en todo, pero no hubo nada que le indicara una sorpresa real de su parte.
Estuvo a punto de revelarle lo dicho por Simon Strong, no obstante, se detuvo.
Tenía que aceptarlo, no habló por que estaba molesto con él por no reinstalarlo a su servicio. Guardó silencio como una forma de castigo por aceptar las decisiones de Aemond.
Esas horas que pasó a su lado, le revelaron su aberrante egoísmo. Estar tan cerca de él lo hizo entender que lo único que podía hacer para que los dos tuvieran una vida feliz, era velar por su seguridad.
-Mi Lord, lamento interrumpirlo -se disculpó ante el omega-. Se que es tarde y que mi visita no es propiamente correcta, pero hay algo que me gustaría charlar con usted.
La mirada astuta de Larys lo escudriñó de arriba abajo como buscando alguna cosa en él. Erryk permaneció de pie con la espalda erguida y la cabeza en alto esperando por la respuesta. El castaño alcanzó el bastón que descansaba a su lado apoyando sobre la empuñadura ambas manos en un gesto informal.
-Ciertamente inusual, Ser. La Guardia Real siempre debe estar cerca de la familia del Rey, ¿Debería sentirme honrado por su visita?
Erryk dio un paso con cautela antes de elegir las palabras correctas.
-En este momento no me encuentro al servicio de algún miembro de la familia real. Dispongo de tiempo para charlar con uno de los hombres más prominentes del reino.
Larys arcó las cejas.
-Debe ser algo muy importante para que use ese tono tan condescendiente conmigo. Lo escucho.
El alfa hinchó el pecho y exhaló listo para hablar.
-Hay algo... una solicitud que Lord Simon me hizo al confundirme con mi hermano. Es algo que me gustaría comunicarle con cuidado ya que no es una cuestión propiamente difundible. Si alguien me escuchara hablar, mis palabras podrían ser fácilmente catalogadas como traición.
El semblante de Larys no se movió.
-Bastante propio de mi tío hacer comentarios desatinados, Ser -contesto con labios sonrientes, restándole importancia-. Le recomiendo no prestar atención a las insignificancias. Hay deberes más apremiantes que atender.
-Mi Lord, lo que dijo Lord Simon no fue un comentario desatinado. Si alguien más lo hubiese escuchado...
-Pero fuiste tu quién lo escuchó, Erryk -habló con voz gélida-. Tú fuiste el receptor del mensaje y confió en que guardaras discreción ante el asunto, no hay necesidad de hacer problemas donde no los hay.
ESTÁS LEYENDO
129 d.C |Lucemond|
FanfictionEl cuerpo de Lucerys no conseguía moverse, frente a él, dándole la espalda, Aemond Targaryen llevaba hacia sus labios una copa de vino. "Gracias", dijo el omega con sinceridad. "No fue para tu beneficio", respondió el matasangre. Lucerys sonrió. "L...