Los siguió al salón, donde los sofás de cuero que Gaby le había ayudado a escoger formaban una ele. La mujer estaba en el centro del lugar, con la vista clavada en los rascacielos de San Francisco, pero al cabo de unos segundos se volvió para examinar la habitación. No sabía qué estaba mirando, ni lo que buscaba, pero cuando se dio cuenta de que la mujer miraba las fotografías de Gaby, y de Sara, su paciencia se agotó.
Gaby le dio un tirón del brazo y le susurró:
—Papi…Pero no le prestó atención.
—Dígame por qué ha venido… ¿Cómo ha dicho que se llama?
Ella dio un respingo y se volvió hacia él, y a juzgar por cómo abrió los ojos, Franco supo que la estupefacción había desaparecido de su cara, reemplazada por el hielo que sentía en su interior. Un hielo que había erigido a lo largo de los años para poder sobrevivir.
Vio cómo la mujer hacía aparecer un escudo invisible, vio cómo sus ojos se endurecían , como si estuviera viendo a un desconocido. Como si la conexión que habían sentido en la calle nunca hubiera existido.
—Su mujer murió en un accidente aéreo hace unos cinco años, ¿es correcto?
Al ver que él no contestaba, ella añadió:
—Murió aquí, en San Francisco. ¿Es correcto?
—Ya parece conocer las respuestas. ¿Por qué ha venido? —repitió Franco.
—Hace año y medio me vi involucrada en un accidente tras el cual acabé en coma. —Alzó una mano y se frotó un punto de la cabeza—. Cuando me desperté en un hospital no recordaba el accidente ni nada de mi vida anterior. Los médicos dijeron que el accidente afectó a mi memoria a largo plazo. Lo llaman «amnesia retrógrada». Me han dicho que me vi involucrada en un accidente de coche. Pero ya no estoy tan segura.
—¿Por qué no? —preguntó Oscar, que también la observaba con detenimiento.
La mujer lo miró.
—Mi marido murió en el avión que se estrelló hace unas cuantas semanas. Después del accidente, cuando revisaba algunos de sus documentos, encontré pruebas que sugieren que estuve en una clínica privada aquí, en San Francisco, durante ese coma, no en Texas, como me habían hecho creer. Y que el coma duró casi tres años, no cuatro días. No estoy segura de por qué mintió mi marido , pero he venido a San Francisco en busca de respuestas. Ayer acudí a un abogado para que me aconsejara. La mujer me reconoció y me dijo que me parecía mucho a Sara Elizondo. —Miró a Franco—. Su esposa.
A Franco le daba vueltas la cabeza y el corazón le atronaba los oídos. La historia era ridícula. Una locura. Imposible que fuera verdad.
—¿Cómo se llama la abogada? —quiso saber Oscar.
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Te Seguiré Esperando
FanfictionLa había perdido una vez . Estaba decidido a no volver a perderla Una historia con suspenso, romántica llena de giros inesperados , engaños , mentiras y Venganza. Una mujer sin pasado.. Un hombre desesperado por encontrar un motivo para vivir .. D...