Sara miro furiosa la pantalla del ordenador. El parpadeo del cursor sólo logró acentuar el palpitante dolor de cabeza que sentía. En cambio, estaba realizando otra búsqueda sobre Franco Reyes.
De momento, había encontrado fotos de él muy acaramelado con una guapa morena, tomadas en algún evento benéfico. El National Star había publicado un sinfín de instantáneas suyas con una despampanante modelo pelirroja.
Estaba claro que le gustaba la variedad.
—¿Mamá?
—¿Mmmm?
¿Por qué se preocupaba por esas cosas? ¿Por la posibilidad de que hubiera sido su marido? Era ridículo. Al fin y al cabo, ella había estado casada con Daniel. No tenía motivos para sentirse celosa.
Lo más sorprendente del resultado que arrojaba su búsqueda de información era que al parecer su vida había cambiado desde la muerte de su mujer. Antes era el vicepresidente de una pequeña empresa farmacéutica. Después, creó la suya propia y se expandió, haciendo estragos en la industria. ¿Se habría convencido de que el trabajo era una virtud tras enviudar? ¿O tal vez había usado el dinero del seguro de vida para ampliar su empresa?
En cualquier caso, se había beneficiado enormemente de la muerte de su mujer.
Tecleó el nombre de la empresa, AmCorp Pharmaceuticals, y encontró su página web. Le echó un vistazo a la información técnica. Se dedicaban sobre todo a los medicamentos para el tratamiento del cáncer. Su especialidad era el ensayo con medicamentos que después analizaba la FDA, que los sometía a sus controles por necesidad con la promesa de sustanciales beneficios si los superaban.
—Mamá —dijo Andrés, que estaba tendido boca abajo en el suelo a su lado, jugando con sus Power Rangers—, te he hecho una pregunta.
Apartó los ojos de la pantalla.
—¿Qué quieres, cariño?
—¿Adónde se va la gente cuando muere?
La pregunta hizo que dejara de teclear. Andrés no le había preguntado ni una sola vez sobre la muerte durante las semanas transcurridas desde la muerte de Daniel.
—Al cielo. Andrés estrelló una moto roja contra una negra, muy concentrado en la destrucción que estaba ocasionando.
—¿Y no vuelven?
«¡Ay, Dios!», pensó. De todos los temas de conversación que podía haber sacado, había tenido que elegir ese. Se levantó de la silla y se sentó en la alfombra, al lado de su hijo.
—¿Quién te ha dicho que se vuelve del cielo?
— Erick me dijo en el cole que las estrellas de mar resucitan después de morirse. Sintió el asomo de una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Te Seguiré Esperando
FanfictionLa había perdido una vez . Estaba decidido a no volver a perderla Una historia con suspenso, romántica llena de giros inesperados , engaños , mentiras y Venganza. Una mujer sin pasado.. Un hombre desesperado por encontrar un motivo para vivir .. D...