cap 46:Bagman y Crouch

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Hermione se desembarazó de draco y se puso en pie. Habían llegado a lo que, a través de la niebla, parecía un páramo. Delante de ellos había un par de magos cansados y de aspecto malhumorado.

Uno de ellos sujetaba un reloj grande de oro; el otro, un grueso rollo de pergamino y una pluma de ganso. Los dos vestían como muggles, aunque con muy poco acierto: el hombre del reloj llevaba un traje de tweed con chanclos hasta los muslos; su compañero llevaba falda escocesa y poncho.

Arthur:Buenos días, Basil —saludó el señor Weasley, cogiendo la bota y entregándosela en mano al mago de la falda, que la echó a una caja grande de trasladores usados que tenía a su lado. selene vio en la caja un periódico viejo, una lata vacía de cerveza y un balón de fútbol pinchado. 

Basil:Hola, Arthur —respondió Basil con voz cansina—. Has librado hoy, ¿eh? Qué bien viven algunos... Nosotros llevamos aquí toda la noche... Será mejor que salgáis de ahí: hay un grupo muy numeroso que llega a las cinco y quince del Bosque Negro. Esperad... voy a buscar dónde estáis... Weasley... Weasley...—Consultó la lista del pergamino.—Está a unos 400 metros en aquella dirección. Es el primer prado al que llegáis. El que está a cargo del campamento se llama Roberts.....riddle igual que los wealsey y Diggory... segundo prado... Pregunta por el señor Payne. 

Tom:(la mala suerte viene de mi lado)

Arthur:Gracias, Basil —dijo , y les hizo a los demás una seña para que lo siguieran. 

Se encaminaron por el páramo desierto, incapaces de ver gran cosa a través de la niebla. Después de unos veinte minutos encontraron una casita de piedra junto a una verja. Al otro lado, selene vislumbró las formas fantasmales de miles de tiendas dispuestas en la ladera de una colina, en medio de un vasto campo que se extendía hasta el horizonte, donde se divisaba el oscuro perfil de un bosque. 

Se despidieron de los Diggory y se encaminaron a la puerta de la casita. Había un hombre en la entrada, observando las tiendas. Nada más verlo, selene reconoció que era un muggle, probablemente el único que había por allí.

Al oír sus pasos se volvió para mirarlos. 

Arthur:¡Buenos días! —saludó alegremente el señor Weasley. 

Roberts:Buenos días —respondió el muggle. 

Arthur:¿Es usted el señor Roberts? 

Roberts:Sí, lo soy. ¿Quiénes son ustedes? 

Arthur:Los Weasley y los riddle... Tenemos reservadas dos tiendas desde hace un par de días, según creo. 

Roberts:Sí —dijo el señor Roberts, consultando una lista que tenía clavada a la puerta con tachuelas—. Tienen una parcela allí arriba, al lado del bosque. ¿Sólo una noche?

Arthur:Efectivamente —repuso el señor Weasley. 

Roberts:Entonces ¿pagarán ahora? —preguntó el señor Roberts. 

Arthur:¡Ah! Sí, claro... por supuesto... —Se retiró un poco de la casita y le hizo una seña a Hermione para que se acercara—. Ayúdame, Hermione —le susurró, sacando del bolsillo un fajo de billetes muggles y empezando a separarlos—.

Arthur:Éste es de... de... ¿de diez libras? ¡Ah, sí, ya veo el número escrito...! Así que ¿éste es de cinco? 

Hermione:De veinte —lo corrigió en voz baja, incómodo porque se daba cuenta de que el señor Roberts estaba pendiente de cada palabra.

Arthur:¡Ah, ya, ya...! No sé... Estos papelitos... 

Roberts:¿Son ustedes extranjeros? —inquirió el señor Roberts en el momento en que el señor Weasley volvió con los billetes correctos. 

la aventura de Selene iris Potter GauntDonde viven las historias. Descúbrelo ahora