Al día siguiente, nos despertamos temprano para desayunar y alistarnos para de nuevo ir a la estación de autobuses, ya que nuestro autobús de vuelta a casa saldría a las 3:00 pm y a esa hora de la tarde, el tráfico podría ser un problema. Ya en camino, mi mamá estaba muy desanimada y triste por nuestra partida.
- ¿Por qué se tienen que ir? No se vayan –
-Créeme mamá que yo tampoco quiero irme, pero tenemos que ir a la universidad, ya estamos en las últimas semanas de clases – le dije con un nudo en la garganta. – aparte tenemos que comprar cosas para el viaje que haremos todos los de la fraternidad.
Llegamos a la estación de autobuses y mi mamá nos acompañó hasta adentro, en donde antes de irnos, nos despidió con un gran abrazo a los dos y un beso en la mejilla. Después de esa dura despedida, fuimos a comprar los boletos, esperamos el abordaje y regresamos a la universidad.
Después de unas horas, por fin habíamos llegado a Connecticut. Bajamos del autobús, recogimos nuestras maletas y un chofer nos llevó hasta la fraternidad. Cuando llegamos, los chicos nos recibieron felices y con los brazos abiertos. Después del recibimiento, todos nos fuimos a la sala, en donde había algunas pizzas y refrescos, tomamos asiento y nos dispusimos a comer y a platicar un poco.
- ¿Cómo estuvo su viaje? – nos preguntó Nick.
-Sí, cuéntenos – dijo Connor con la boca llena de pizza.
-Estuvo muy bien. Noah me llevó a conocer lugares hermosos que jamás había visto a los que, sin dudarlo, volvería mil veces más – dijo muy feliz.
-Se nota lo bien que te la pasaste, me alegro mucho – le dijo Nick con una sonrisa.
-Sí, y eso gracias a Noah – volteó a verme a los ojos y soltó una linda sonrisa, y seguimos comiendo con tranquilidad.
-Bueno chicos, es hora de ir a la cama, porque el día de mañana y los que siguen serán muy atareados por ser los últimos. Buenas noches a todos – después de unos 40 minutos, les ordenó Chris.
Subimos a nuestra habitación, dejamos las maletas en el primer lugar que vimos y sin importarnos nada más, nos acostamos a dormir.
(...)
Los últimos días de clases transcurrieron normales, pero a la vez muy cansados y estresantes hasta que por fin se llegó el gran día de partir a nuestro viaje.
Ese día empezó desde muy temprano, de verdad, muy temprano, a las 3:00am para ser exacto. Salimos al aeropuerto en donde tomamos un vuelo con dirección a Miami. Ahí tomaríamos un crucero por unos pocos días.
Muy cerca de abordar, mi corazón latía muy rápido, estaba muy emocionado porque jamás me había subido a uno. Se notaba que no era el único de los chicos que estaba emocionado, porque todos estaban con una sonrisa de oreja a oreja pintada en su rostro, algunos le tomaban fotos al crucero y otros solo miraban hipnotizados por la majestuosidad de aquel edificio flotante.
Después de una espera de unos cuantos minutos que para nosotros fue una eternidad, nos dejaron abordar el crucero. Entramos, dejamos nuestras maletas con una persona quien se encargaría de llevarlas a los camarotes mientras nosotros dábamos un recorrido por el barco. Mientras más recorríamos ese barco, mayor era nuestra impresión, simplemente era hermoso. El lobby del crucero era impresionante y moderno.
Al pasar de 1 hora aproximadamente, nos reunieron en un teatro que tenía el mismo barco, ahí nos dieron instrucciones sobre cómo actuar en caso de algún accidente, nos describieron todas las actividades que tenía el mismo, donde se encontraba cada actividad, etc. Al terminar la extensa plática y seguramente útil también, decidimos ir a nuestros camarotes para arreglarnos y poder estar listos para la fiesta que organizan cuando el barco zarpa del puerto.
ESTÁS LEYENDO
Al sentir tu piel.
Lãng mạnUn chico llamado Noah Johnson trata de encontrar el amor, hasta que llega el momento de entrar a la universidad en donde gracias a un golpe de suerte logra unirse a una de las fraternidades más importantes del país. Ahí se encontrará en medio de sit...