One.

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[Indignado.]

Un prometido indigno.

Las miradas intensas que recibía cada vez que caminaba por las agitadas calles del Reyno le hacían sentirse culpable, pero eso no era motivo para que le desanimaran, es decir, ¡Estaba saliendo con un príncipe heredero! Lo tenía comiendo de la palm...

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Las miradas intensas que recibía cada vez que caminaba por las agitadas calles del Reyno le hacían sentirse culpable, pero eso no era motivo para que le desanimaran, es decir, ¡Estaba saliendo con un príncipe heredero! Lo tenía comiendo de la palma de su mano, estaba seguro de que aquellas miradas solo estaban llenas de envidia, envidia porque él lo tenía todo, un buen hogar, muchas joyas, comida en enormes cantidades, y aunque no les gustará, todos debían guardar respeto ante su presencia, sin mencionar que siempre obtenía un buen sexo con aquel delicioso y apuesto príncipe.

Una sonrisa descarada pinto sus labios, sus pasos se aceleraron en cuanto observó que los periodistas se acercaban con intenciones de sacarle alguna foto, con intenciones de tener una tonta entrevista, con intenciones de recibir respuestas inconclusas a sus vagas preguntas. Hace ya más de medio año que había conocido a Luzu, y vaya que fue la mejor casualidad que la vida le había puesto enfrente, no hizo falta muchas platicas o tantas citas para poner a sus pies a aquel príncipe, cómo tampoco hizo falta rogarle tanto por los lujos de los cuales ahora gozaba.

Finalmente cuando llegó al enorme edificio, empujó las puertas y se adentro con rapidez, saludo a la recepcionista quien le recibía con una cara de disgusto, algo claramente normal en su día a día. Movió su cadera de manera coqueta mientras se dirigía hacia el elevador, miró de soslayo a la alfa quién ahora ya no mantenía su entrecejo fruncido, todo lo contrario, le miraba embelesada, con las mejillas sonrojadas y casi con saliva saliendo de sus labios. Le guiño un ojo y le lanzó un pequeño beso antes de que las puertas de aquel elevador se cerrarán frente a él, rió en sus adentros mientras pensaba en lo que debería hacer los próximos días, ¿Quizá un viaje a la isla privada del príncipe? ¿Un fin de semana de Spa? ¿Ir de compras? La lista tenía miles de posibilidades cuando sus fondos eran ilimitados.

En cuanto las puertas volvieron a abrirse de par en par, salió y camino por el extenso pasillo, dirigiéndose inmediatamente hacia la puerta que correspondía a su lujoso departamento, saco sus llaves, la introdujo en el cerrojo, la giró junto con la perilla y abrió la puerta.

"¿¡Pero que mier...!?" calló cuando, Enmedio del desastre que había en su departamento, vislumbro a Luzu, quién parecía intentar deter sin éxito alguno la hemorragia que tenía en su brazo izquierdo. "¿¡Pero que mierda a pasado aquí, Luzu?!" corrió hacia él, importandole poco los restos de vidrio, que parecían provenir de una copa y una aparente botella de vino.

Su departamento estaba volteado de cabeza, muebles rasgados, floreros echos añicos en el suelo, tierra, flores, vino y restos de vidrio esparcidos por el suelo, sin mencionar que las cortinas estaban caídas, dejando entrar la luz del día en todo su esplendor.
Tomó la mano de su Alfa con suavidad, preso del pánico le miró, su mirada estaba perdida, su rostro más pálido de lo normal, podía ver cómo intentaba luchar por no cerrar sus ojos y como aquellas elegantes prendas se habían arruinado por culpa de la sangre. El olor metálico le mareó, pero no podía sucumbir al pánico, no cuando Luzu le necesitaba ante ese ataque de debilidad.

Matrimonio. [Luckity.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora