Four.

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[Inocente.]

Su personalidad tan encantadora, parecía perfecta para el teatro.

Cariño, nadando con tiburones te encontrarás.

Los días transcurrieron incesantes, tan largos, lugubres, aburridos, tan lentos

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Los días transcurrieron incesantes, tan largos, lugubres, aburridos, tan lentos. Comenzaba a desesperarse, no había pasado si quiera una jodida semana y sentía que ya no podía más y no sabía qué hacer para sacarse a Auron de la cabeza, estaba más que furioso, la ira le carcomia lentamente por cada una de sus células y se sintió estúpido, estúpido por permitir que aquel Omega indagara tanto en su ser, que se metiera de aquella manera en su piel porque en esos justos momentos, no sabía cómo arrancarlo de su mente. La opresión en su pecho se hacía cada vez más grande y enardecia su afligido corazón, quería buscarlo, sostenerlo entre sus brazos y besar cada pequeña parte de su piel. Anhelaba sentir un poco de su contacto, aquel que estaba seguro que nadie más podía transmitirle, su Alfa lloraba en lo más profundo de su corazon, buscando sin éxito alguno a su Omega.

Soltó un leve gruñido, tirando su cabeza hacia atrás, llevaba más de una hora sentado frente a su escritorio con el teléfono en mano, devatiendose internamente si sería buena idea llamarlo, quería escuchar aunque fuese por un segundo su dulce voz, sino, estaba seguro de que enloqueceria. Inhaló profundo antes de dejar el teléfono reposar sobre el escritorio, cubrió su rostro con sus manos, frustrado por sentirse tan débil, y quizá por eso se encontraba tan jodidamente furioso, por haber permitido que Auron lo sometiera, por permitir que el Omega viera cada pequeña parte de su ser, por permitir que rompiera cada una de sus barreras y enloqueciera sus sentidos. Sabía que ese momento llegaría, que no podrían permanecer tanto tiempo juntos, sin embargo, jamás creyó que su posible ruptura le dolería tanto o que le sería prácticamente imposible olvidarlo, en cambio Auron...

Apretó sus puños antes de dejarlos caer sobre la madera de su escritorio, dios, ese jodido Omega tan osado, egocéntrico, altanero, cínico y engreído ya le había olvidado, la simple idea de recordar el encabezado de aquel periódico le llenaba de cólera «"La inminente separación de la pareja del príncipe Luzu estuvo más cerca de lo que creíamos, ya que recientemente se le vió al Omega muy feliz al lado de otro alfa"»
Con solo imaginar otras manos acariciando su piel, otros labios besando cada fibra de su ser, otros ojos mirándole con amor y ternura le llenaba de asco y le hacía enojar en niveles desmesurados, cómo amaría tener la cabeza de ese tipo entre sus dientes, con su sangre escurriendose por sus colmillos.
Era inevitable que lo necesitará, en algún punto de su relación había creído que ambos eran destinados debido al gran apego que sentía su Alfa por el Omega, debido a la gran necesidad de sentirlo cerca y a la gran conexión que tenían ambos; estaba seguro que podía sentir a Auron y viceversa.
Quería gritar por tantas emociones que le consumían, ¿Pero de qué serviría?

Por otra parte, su matrimonio era un hecho acentado, notó que sus padres ya se encontraban en búsqueda de algún candidato y se rumoraba por el castillo que pronto una bienvenida de los pueblos vecinos se celebraría en el palacio, ellos definitivamente planeaban emparejarle con alguien de otra nación.
Su tiempo comenzaba a acabarse y aún no encontraba a alguien compatible (también porque pasaba más tiempo pensando en Auron que preocupándose por su matrimonio en sí). Quería arriesgarse a salir con el hijo menor de los duques de la casa blanca, aquel chico que veía muy a menudo en fiestas estos últimos días, Fargan tenía razón, el chiquillo era alguien muy social y siempre lo veía rodeado de miles de personas, por lo cual no había tenido la oportunidad de poder acercarse. Las pequeñas miradas entre ellos no faltaban, pero nada iba más allá de eso.

Matrimonio. [Luckity.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora