CAPITULO 1

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  Sherlock se encontraba agobiado, él estaba acostumbrado a no meter ninguna clase de sentimiento a la hora de resolver sus casos

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  Sherlock se encontraba agobiado, él estaba acostumbrado a no meter ninguna clase de sentimiento a la hora de resolver sus casos. Pero está vez era diferente, se trataba de su pequeña hermana

  Las palabras de la señorita Lane no dejaban de atormentarle la cabeza -  ya la abandono una vez, señor, le ruego que no la abandoné otra vez - tenía razón, Enola no conocía el mundo, ella nesesitaba de ese hermano mayor que nunca fue

  Bufó exasperado, no tenía idea de cómo ser un buen hermano mayor. Por primera vez, no sabía que hacer

  Mientras pensaba miró hacia el jardín, varios recuerdos le vinieron a la cabeza. Y entonces tubo una idea

  Jen Whickman, lo más cercano a una amiga que podría admitir. Era hija del amigo de su padre, por lo que cuando eran niños se veían a menudo, Jen le caía bien, no era como los demás niños de su edad que solo les importaba jugar a cosas de críos. A Jen le encantaba leer, era observativa, tenía una facilidad para leer a las personas, quizás no poseía el don de la deducción como él pero sin duda sus cerebros trabajaban muy parecido

  Pero sobre todo, tenía un corazón enorme, siempre dispuesta a ayudar a todo aquel que lo necesite. Por lo que sabía que podía confiar en ella.

  No fue difícil dar con aquel departamento en Londres donde vivía la chica. Pero Sherlock estaba nervioso, tenía mucho tiempo sin verla, no sabía si seguía siendo aquella chica rubia y sonriente que un día conoció. Lucho para ocultar su nerviosismo saliendo victorioso y tocó la desgastada puerta

– Voy! – se oyó una voz femenina de fondo seguido de varios golpes en el interior – mierda! – la puerta se abrió dejando ver a una rubia de cabellos despeinados, unos bonitos ojos verdes se abrieron con sorpresa ante la imagen de quién menos esperaba – ¿Sherlock, Sherlock Holmes?

– si, creo que ese es mi nombre – la sonrisa salió más forzada de lo que esperaba

– esto es, wow, no te esperaba. Quiero decir ¿Hace cuanto que no nos vemos, unos quince años? – Jen hablaba demasiado rápido, producto de su nerviosismo. Tenía las manos llenas de pintura y por el olor está aún estaba fresca, y al ser una departamento rentado al cuál generalmente no se da permiso de pintar, Sherlock dedujo que se trataba de un dibujo

– algo así, si – su mente no daba para sacar temas de conversación

– ok, parece que no vienes solo a saludar, ¿necesitas algo? – esto impresiono a Sherlock, a lo largo de su trayectoria como detective había aprendido a ocultar sus intenciones de los demás, y tenía que admitir que le causó un poco de miedo saber que alguien pudo leerlo tan fácil

– yo no quería decirlo así pero ya que lo mencionas. ¿Puedo pasar?

– claro, solo ignora el desorden – el desorden no impresionaba a Sherlock, estaba acostumbrado a ver escenas del crimen donde todo estaba desastroso. Su propio piso era prueba de que puede haber orden en el desorden

  Tal como lo dedujo había muchos cuadros de pintura por todos lados y uno aún se encontraba en proceso

– no recordaba que te gustará pintar

– fue algo que descubrí hace poco, es relajante, y el olor a pintura me ayuda a pensar – unió sus manos con nerviosismo detrás de su espalda mientras se balanceaba sobre sus talonear como la niña pequeña de hace tiempo atrás

– ya – suspiro buscando las palabras para pedir su ayuda – mi hermana pequeña, Enola, desapareció – Jen se cubrió la boca con sus manos mientras hacia un sonido de sorpresa – y no tengo idea de que hacer

– ¿El gran Sherlock Holmes no sabe que hacer? El mundo se va a acabar – se burló

– creo que fue mala idea venir – le ofendió que su respuesta fuera una burla

– hey, hey! Lo siento, son los nervios, bromeo sin pensar – se mordió la mejilla interior con vergüenza – ¿Puedo ayudarte en algo?

– a eso vine, pensé que tal vez tú entiendas mejor la mente de una adolescente

– tengo algo de experiencia, si – sonrió  

𝐒𝐡𝐞𝐫𝐥𝐨𝐜𝐤 𝐇𝐨𝐥𝐦𝐞𝐬 - 𝙴𝚗𝚘𝚕𝚊 𝙷𝚘𝚕𝚖𝚎𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora