CAPITULO 12

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Octavo Capítulo; segunda parte:

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Octavo Capítulo; segunda parte:



  – tienes idea de que hora es? – Jen se sobresalto al ver a la mujer a sus espaldas, morena y de cabello rizado. Con esa esencia indomable

– hola Edith – saludo Sherlock

– tienes suerte, casi te rompo las piernas, pero reconocí tus hombros tienes hombros muy reconocibles – y era verdad, aún que más que los hombros, Jen pensaba que era el porte, inconfundible – aún que a ella no la conozco

– Jen Whickman, un gusto – ambas se sonrieron, fue como si se entendieran de alguna forma con la mirada, aquella mujer le inspiraba confianza

– arrestaron a mí hermana – cortó aquella presentación, regresando a la rubia a la realidad

– porque?

– homicidio, en lo que está involucrada, puede ser más grave de lo que creí. Y hay algo en el corazón del caso que... – trago saliva, realmente estaba preocupado, no fue asta que Jen apretó su brazo que se dieron cuenta que seguían tomados del brazo

  Ninguno se separó

– solo la deducción no resolverá – terminó por él Jen, bajando la mirada

– y tal vez necesito tu... Tu... necesito tu apoyo, ambos te necesitamos – inconscientemente, Sherlock se pego más a Jen, buscado seguridad, no le gustaba pedir ayuda, mucho menos a una amiga de su madre, pero de alguna forma, tenerla cerca a ella lo hacia sentir tranquilo

– bueno, como mi mamá siempre decía: aquellos que buscan a otros cuando lo necesitan son los más valientes de todos

– tu mamá suena muy diferente a la mía – le respondió el pelinegro – intente detenerla pero tiene espíritu de pelea

– no puedes controlar a Enola Holmes, es una fuerza de la naturaleza, hace lo que quiere – Jen sonrió, sin duda alguna, esa era Enola Holmes. Y de alguna forma, eso le recordaba a Sherlock, ambos eran diferentes, pero muy parecidos a la vez

– si así es – Sherlock también sonrió, pero esa sonrisa duro poco – y temo que la cuelguen

  Jen se tenso ante la idea, sabía que Enola estaba en peligro, pero nunca imagino aquel castigo. No podía ser

– no vamos a permitir eso – aseguro Edith, mientras caminaba hacia la puerta, seguramente ya con un plan en mente – ah y por cierto, Sherlock, me da gusto que siguieras mi consejo

𝐒𝐡𝐞𝐫𝐥𝐨𝐜𝐤 𝐇𝐨𝐥𝐦𝐞𝐬 - 𝙴𝚗𝚘𝚕𝚊 𝙷𝚘𝚕𝚖𝚎𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora