Tercer capítulo; segunda parte
Por la mañana, Sherlock fue el primero en despertar, notó a la rubia a su lado, aún sosteniendo su mano, la quito rápidamente, aún que cuidado de no despertarla.
Fue a buscar a su hermana, sabía que no habría obedecido y entrado igualmente a aquella sala
– por qué moviste mis cosas?
Enola se inclinó en la silla quedando de cabeza – nada se ve diferente para mí
– nada se ve diferente? To... Oh – se quejó sintiendo un punzante dolor en la cabeza
– dolor de cabeza? No entiendo por qué, si solo estabas borracho al punto de no poder sostenerte por ti mismo – los gritos de Sherlock habían logrado despertar a la rubia, quien ahora hablaba sarcásticamente recargada en la entrada
– por eso no invito a nadie a mi casa, mira lo que hiciste! Los papeles están todos desordenados – continúo regañando a Enola ignorando a Jen
– a mi no me mires, yo si obedecí, de echo sigo fuera de el salón – señaló sus propios pies dando pequeños brinquitos, no tocaban el cambio de alfombra. Ese acto le pareció muy tierno, claro que no lo dijo
– lo se
– tu caso, te atormenta. Y me parece que en ese enorme mapa hay muchas preguntas – hablo Enola, y Jen se inclinó agarrándose de la cortinas para mirar lo que señalaba Enola, aún sin mover sus pies fuera del salón
– pastel, y salida. Nos veremos luego
– de mejores lugares me han corrido – señaló la oji-verde empezando a encaminarse a la salida
– no! – La menor la tomo del brazo y la hizo volver
– eh! – se quejó al ver qué sus pies estaban dentro del salón – que conste que mis intenciones no eran desobedecer
Sherlock no pudo evitar sonreír con ternura, le gustaba que alguien se tomará tan enserio sus deseos, así parecieran insignificantes
– por eso bebiste? – su pequeña hermana parecía no querer quitar el dedo del renglón
– estoy más que seguro de que no está rancio – olió el pastel en sus manos
– yo pondría en duda eso – era obvio que tenía varios días allí
– te puedo ayudar
– que te vayas, se vayan, me ayudara
– yo igualmente ya pensaba irme
– No! – volvió a regañarla y está se cruzo de brazos, como una niña pequeña haciendo berrinche – el mundo sería más simple si no vemos el interior de Sherlock Holmes, solo la superficie
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𝐒𝐡𝐞𝐫𝐥𝐨𝐜𝐤 𝐇𝐨𝐥𝐦𝐞𝐬 - 𝙴𝚗𝚘𝚕𝚊 𝙷𝚘𝚕𝚖𝚎𝚜
RomanceAnte la desaparición de su madre y su pequeña hermana, Sherlock Holmes se ve obligado a pedir ayuda a Jen Whickman, lo más cercano a una amiga que podía considerar. dos personalidades tan parecidas pero tan diferentes a la vez, se verán obligadas...