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Podía jurar que si los volvía a escuchar follar de nuevo se arrancaría las orejas.
No importa cuantas veces Xie Lian negara lo que ocurría algunas noches, Mu Qing era consciente de que Hua Cheng se lo follaba ya que para su mala suerte ambas habitaciones quedaban a lado y parecía que era solo una delgada pared lo que las separaba.
Había pasado un mes desde que Feng Xin lo arrojó al carro y ni un adiós le dijo.
Tuvo que hacer varias terapias hablando con Xie Lian para superar la indignación que el perro idiota le hizo pasar aquel día después de días de hacerle el favor de mantener limpia su pocilga.
Un problema termina con Feng Xin y uno nuevo inicia con Hua Cheng quien lo trataba como la mayor mierda del mundo. Siempre a la hora de la comida Hua Cheng trataba a su pareja como lo más sagrado del mundo pero no se olvidaba de tratarlo a el como una sirvienta a la cual había recogido de la calle.
Recordaba que en una ocasión tiró accidentalmente un vaso con refresco, comenzó a limpiar su desastre cuando de la nada llegó Hua Cheng y "accidentalmente" tiró su vaso también diciendo:
—"Te falto ahi maldita criada"
Mu Qing ardió en rabia y esto no pasó desapercibido por Xie Lian quien le dio un sermón de 30 minutos a su novio y lo puso a terminar de limpiar el desastre del suelo, Hua Cheng no pudo negarse, al menos verlo limpiando el suelo miserablemente hizo que Mu Qing se sintiera mejor y triunfante.
Si era honesto consigo mismo y con nadie más, extrañaba al ingenuo de Feng Xin, al menos con él se sentía más importante, sin mencionar que le agradaba la sensación de saber que alguien se preocupara por el. Pero no tenía el valor para confesar nada de eso, mucho menos a Feng Xin.
Xie Lian desde luego que se preocupaba por él, pero le tenía más confianza por su tamaño y madurez; quizá también era un poco su culpa, ya que hace unos días cuando Xie Lian le había preguntado sobre su paradero en los últimos años, Mu Qing le había respondido de una forma grosera y muy a la defensiva.
Desde luego que tuvo que disculparse...muy a su manera, pero afortunadamente Xie Lian captó el mensaje y todo quedó en paz.
Posterior a eso todos los días transcurrieron igual. Debido a su aburrimiento había tomado por voluntad propia el limpiar y ordenar la mansión solo para tener algo que hacer.
Ese día en particular había escuchado a Xie Lian decir que vería a Feng Xin para preguntar por el francotirador que había intentado matar a Mu Qing semanas atrás. Obviamente quiso ir por dos razones: la primera era porque había sido la víctima del intento de homicidio y estaba en su derecho de recibir más información, y la segunda pero no menos importante, tenía que hacerle ver a Feng Xin en persona que seguía enfadado además de confirmar que el no estuviera en un riesgo mucho peor. Desearía no preocuparse por Feng Xin pero se lo debía.
En el trayecto al parque donde los tres se reunirían, Xie Lian y el conversaron tranquilamente sobre lugares a los que podrían ir para que Mu Qing no se aburriera tanto en la mansión.
—Podríamos ir al cine, tomar algún curso de algo, buscar trabajo, ir al gimnasio sería una buena opción.—Xie Lian hablaba tratando de no derramar su café mientras la gente del metro los empujaba.
—Prefiero mantenerme en un lugar donde no haya mucha gente y esté bien protegido...
—¿Por qué? ¿aun te asusta el francotirador?
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Así nos quiso el destino
Random-Todo fue porque te deje solo, te abandone cuando más lo necesitabas...pero ya no te volveré a dejar Mu Qing. Dijo Feng Xin mientras lo cubría con su propio cuerpo, tomo su arma y se preparo para disparar a quemarropa, no importaba si moría en aquel...