Capítulo 3

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Un dolor agudo se agudiza por todo su cuerpo, especialmente en el pecho.

Lo último que grababa antes de saltar era el grito angustiado de alguien..., luego de eso todo se volvio negro.

Abrió los ojos lentamente y había alguien mirándolo con angustia.

Esos ojos le resultaron familiares.

Más gente comenzó a llegar al lugar y con todos sus gritos y órdenes una terrible migraña comenzó a aparecer.

Pudo ver como era subido a una camilla por varias personas antes de quedar nuevamente inconsciente.


Un pitido constante le hizo despertar nuevamente.

Abrió lentamente los ojos y miró a su alrededor tratando de relacionar el lugar en el que se encontraba.

A su alrededor pudo notar lo típico que se vería en un hospital, máquinas que controlaban sus signos vitales, una mesa pequeña a un lado y sobre esta una jarra con agua y un par de sillas a unos metros de la camilla donde se encontraba.

Se pasó la mano por la cara antes de finalmente recordar lo sucedido.

Desde hace meses un grupo de extorsionadores lo habían llamado, Mu Qing obviamente sabía que esas personas no tramaban algo bueno y colgó inmediatamente la llamada. Semanas después recibió un mensaje de amenaza para que se encontrara con alguien en un burdel; para ese punto su depresión severa no le estaba ayudando en nada.

El día que saltó del edificio tuvo una situación complicada, una camioneta negra lo había estado siguiendo desde que salió de su casa y tuvo que correr con todo lo que tenía cuando vio que algunos hombres enmascarados se bajaban del vehículo.

Tras llegar al trabajo intentó relajarse y continuar con su día.

Pero todo empeoro cuando vio a la misma camioneta negra estacionada afuera del restaurante.

Algunos hombres se bajaron de la camioneta y entraron, no tardaron nada en localizarlo y empezar a seguirlo.

Sabía perfectamente que un destino horrible le esperaba si esos hombres lo atrapaban...

Pero tampoco quería vivir más tiempo.

Subió hasta la terraza y se tiró al mar esperando que su miserable vida llegara a su fin de una vez por todas.

Hubo algo más, alguien gritó su nombre antes de que saltara.

Estaba seguro de haber escuchado esa voz en algún lugar antes.

Esa persona también tenía ojos miel claro y piel morena.

Solo grababa una sola persona con esas escasas características...

Feng Xin.

Como si con el pensamiento lo hubiera invocado su voz lo sacó de sus pensamientos.

—Mu Qing.

El recién nombrado levantó la cabeza algo sobresaltado por la repentina aparición de su viejo amigo.

Feng Xin se acercó lentamente a una de las sillas y se sentó.

—¿Por qué te fuiste?

Un nudo se formó en la garganta de Mu Qing.

—Íbamos a ayudarte... ¿Por qué te marchaste?

—...

—¿Por qué?

—...

—Mu Qing.

Así nos quiso el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora