Tenía muchas razones para odiar su trabajo, pero sin importar cuanto lo odiara debía trabajar ya que era su única fuente de ingresos y su licencia para portar armas venía incluido en el oficio.
Una semana atrás había vuelto al trabajo, solo que oh sorpresa, había un caos afuera.
La estación recibía llamadas por toda clase de crímenes: muertos, robos, accidentes, secuestros y tiroteos por todos lados. su cabeza daba vueltas con tantas tareas, muchos oficiales habían sido abatidos en los tiroteos razón por la cual ahora se veían obligados a hacer sus tareas en equipos más grandes y mayormente ayudados por militares.
Todo parecía apuntar a la Estrella caída, sus hombres estaban mejor armados de lo que pensaba y también estaban todos bien entrenados. Era un "mini" ejercito, realmente no sabía cuántos eran los hombres al mando de la Estrella caída, pero sin duda debían ser muchos.
Llego a su departamento completamente exhausto, ni siquiera se molestó en servirse algo de cenar antes de tumbarse en la cama. Escucho un regaño a sus espaldas pero estaba demasiado cansado como para reconocer lo que decía.
—Ah no, no dejare que te duermas con el estómago vacío—. Fueron las últimas palabras que escuchó antes de ser jalado bruscamente hasta sentarse en la orilla de la cama.
Lanzó a Mu Qing una mirada de cansancio pero no fue suficiente para convencerlo de dejarlo dormir sin más.
—Si me dejas dormir ahora, te prometo que mañana desayunare bien—. Dijo en un intento por convencer a su novio.
—Cenarás y desayunarás bien mientras yo esté aquí.
En un principio antes de regresar a la ciudad trato de convencer a Mu Qing de quedarse en la casa de Xie Lian para asegurarse de que estuviera a salvo, pero insistió demasiado, lo suficiente como para estar a punto de gritarle, sin embargo no quería discutir con él y en cambio se las arregló para conseguir que algunos de sus amigos policías se turnaran para vigilar el edificio, mientras que el llamaba constantemente para asegurarse de que Mu Qing estuviera bien.
En palabras de Mu Qing, "Feng Xin no es capaz de mantener una casa en pie por sí mismo, mucho menos alimentarse correctamente, así que como su pareja me veo en la obligación de mantener en orden la casa y alimentacion de mi novio". Menuda mierda.
Sin duda el podía arreglárselas solo. Cuando regresaron a la vieja casa de Feng Xin estaba completamente destruida y quemada, según algunos vecinos poco tiempo después de que "se desapareció" hubo un repentino incendio que redujo su casa a poco más que cenizas. Mu Qing se encargó de buscar un departamento para ambos y hasta la fecha lo había mantenido limpio y en orden.
Sin embargo ya que Mu Qing no podía salir por su seguridad era Feng Xin quien se encargaba de hacer el mandado para hacer algo de comer.
Desde luego que Mu Qing se había quejado al enterarse de que no podría poner un solo pie en la calle, pero ya que esa había sido la única condición que había puesto para que ambos vinieran en son de paz, al final no tuvo más remedio que acceder a regañadientes.
Solo fue después de una irritante insistencia para cenar algo que finalmente pudo dormir.
Mu Qing no podía evitar sentirse culpable por la situación actual de Feng Xin y de la ciudad en general.
—Esto no estaría ocurriendo si no me hubiera escapado...—. Se dijo en voz baja.
Paso mucho tiempo escondiéndose y huyendo de la Estrella caída dentro de su propia casa durante meses, pero claro que no podría huir por siempre, cuando finalmente lo atraparon fue castigado y torturado por lo que le pareció una eternidad a manos de su captor. Aún conservaba algunas cicatrices que había conseguido por tratar de salvarse.
ESTÁS LEYENDO
Así nos quiso el destino
Acak-Todo fue porque te deje solo, te abandone cuando más lo necesitabas...pero ya no te volveré a dejar Mu Qing. Dijo Feng Xin mientras lo cubría con su propio cuerpo, tomo su arma y se preparo para disparar a quemarropa, no importaba si moría en aquel...