Capítulo 11

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Cuando vio que Feng Xin se estacionaba en un lugar al azar de la nada supo que algo no andaba bien. Pero sin duda lo que menos esperaba era que Feng Xin se desmayara.

No tenía caso buscar lo que Feng Xin había buscado ya que ni siquiera tenía idea de lo que era, así que solo llamo a Xie Lian para que pasara por ellos. Ahora que sabía que el gobierno estaba corrupto desconfiaba de cualquier servicio público como un hospital general.

Hua Cheng no tardó en llegar.

Quito a Feng Xin del asiento del conductor y lo movió a los asientos de atrás, sin decir palabra alguna se puso al volante y condujo hasta su mansión.

Al llegar Xie Lian salió y con ayuda de su esposo arrastraron a Feng Xin hasta una habitación donde un medico ya estaba esperando.

Todo parecía indicar que esa situación ya se había repetido con anterioridad, así que procedió a preguntar a su amigo.

—¿Qué es lo que acaba de pasar?

Xie Lian soltó un suspiro.

—Hace casi tres años, poco después de ingresar a la policía, Feng Xin hizo un trabajo perfecto capturando a una fuerza criminal menor. 

Los pocos que se salvaron del arresto trataron de matarlo envenenandolo con alguna sustancia que lo dejó en el hospital por varias semanas, el día que fue dado de alta volvio a quedar postrado en una camilla, los doctores le hicieron varios análisis y al poco rato le dijeron a Feng Xin que el veneno le había dejado secuelas de por vida las cuales podían ser: paro cardiaco, paro respiratorio, pérdida del conocimiento y en el peor de los casos serían todas en una.

Xie Lian también le comentó sobre el costoso medicamento que disminuía los síntomas de la secuela y en cierta parte una probabilidad de evitar que se pusiera mal.

Un ligero temor cruzó por su mente al imaginar que aquella noche que Feng Xin se desmayó luego de perseguir al gato pudo haber sido su ultima si no hubiera sido un simple desmayo.

También era de admirar que Feng Xin siguiera ejerciendo su profesión después de eso y muchos intentos posteriores de asesinarlo como venganza.

Xie Lian parecía querer decir algo más respecto al tema, pero al final no dijo nada.

Hua Cheng ya había llamado a algunos sicarios para llevar a cabo el plan, ya solo faltaba poner en marcha la primera parte..., conseguir pruebas físicas y verídicas de corrupción no era nada fácil y mucho menos seguro. Detestaba admitir que la presencia de Feng Xin era lo único en esos momentos que lo hacía sentir seguro. 

—Mu Qing, ¿te sientes más seguro estando con Feng Xin?

Lo último que necesitaba era un adivino, solo faltaba que le dijera que su signo iba a determinar el momento de su muerte.

Apartó la vista de Xie Lian cuando sintió un ligero rubor en las mejillas. Al verlo de esa forma Xie Lian soltó un "Oh".

—¿Qué es lo que sientes por Feng Xin?

—Solo un fuerte agradecimiento...—Dijo entre dientes.

—Eso no es lo evidente.

—¿Entonces por qué la pregunta?

Xie Lian soltó un suspiro.

—Feng Xin no ha cambiado su corazón.

—Puede que lo haya reconsiderado un poco...estar en un lugar lleno de...malas experiencias te hace pensar en lo que has hecho en tu vida.

—Suenas muy filosófico jaja.

Mu Qing rodó los ojos.

—Por eso no me gusta expresarme; solo recibo burlas y me toman por alguien egoísta que no se pondría en peligro para salvar a los demás.

Así nos quiso el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora