Capítulo 5

116 7 0
                                    

Mu Qing abrió los ojos lentamente aún con algo de sueño.

Cerró los ojos nuevamente y cambio a posición fetal para tratar de dormir un poco más.

Arrastró la manta un poco más arriba para quedar totalmente cubierto.

Se dio cuenta de que Feng Xin era un envidioso, se había quedado con la cama más cómoda y las mantas más suaves y cálidas...

En ese momento se percató de algo.

¡Estaba durmiendo en la cama de Feng Xin!

Rápidamente rodó hacia un lado cayendo estruendosamente contra el suelo y de paso dándose un fuerte golpe en el hombro contra la esquina de la cama.

Un grito de dolor y frustración se escapó de sus labios cuando el dolor comenzó a surgir.

Se quedó tumbado en el suelo unos minutos hasta que tomó fuerzas para ponerse en pie.

Se quedó de pie junto a la cama antes de gritar a los cuatro vientos.

—¡Condenada vida ¿que más quieres!

Afortunadamente era miércoles, Feng Xin se encontraba en su trabajo y no sabría de la escena que estaba protagonizando.

En cualquier caso debía arreglarse y ponerse a ordenar la cocina después de que la noche anterior fuera destruida por un miserable gato...y Feng Xin.

Entrando en el tema del gato, ¿acaso no se había quedado en la cama también la noche anterior? De ser así ya no había rastro alguno de aquel felino.

Por lo menos ahora comprendía que a Feng Xin le extrañara tanto él ¿como aquel gato entró a la casa? Su primera suposición fue que debía haber una ventana rota, así que se apresuró a irse a su habitación y arreglarse antes de continuar resolviendo ese misterio.

Después de arreglarse y verificar que efectivamente el gato no se encontraba por ningun lado, decidió ordenar la cocina.

Al llegar pudo notar que ya no estaba tan desordenada como antes. Incluso Feng Xin no pudo soportar tal desorden.

—¡Que milagro!—Exclamó.

Sin embargo el desorden seguía siendo evidente, y Mu Qing no sabía ni por dónde empezar. Solo soltó un suspiro antes de agacharse y tomar un sartén del piso y colocarlo en el lavatrastes.

Junto todos los trastes sucios o que estaban en el suelo y se aseguró de lavarlos antes de acomodarlos en su lugar, limpio el polvo y la comida seca del suelo antes de lavar todos los trastes y después de fue a buscar la ropa de Feng Xin para lavarla.

Odiaba ser la señora de la casa, pero se negaba firmemente a vivir en un lugar más sucio que la calle.

Tras limpiar la casa se dispuso a continuar su tarea principal.

El gato.

Revisó cada rincón de la casa en busca de aquel felino y su posible escondite, los gatos eran conocidos por llegar o esconderse en lugares inimaginables por lo que su tarea no era nada sencilla.

Busco desde el interior de los sofás hasta huecos en el techo, tan jodida estaba esa casa que se caía a pedazos.

Un maullido ligero sonó a sus espaldas.

Al darse la vuelta efectivamente se encontró con el gato quien lo miraba fijamente.

Ambos se miraron durante algún tiempo hasta que Mu Qing tomó al gato por sorpresa para pescarlo del cuello, al instante se percató de algo inusual.

El gato tenía un collar y sujeto a este se encontraba un diminuto cuadrado gris que emitía una pequeña luz roja.

Tomo el objeto y al acercarlo un poco para verlo se percató de algo aterrador.

Así nos quiso el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora